ESQUINA AMBIENTAL
Para la fauna silvestre colombiana, la celebración de la Semana
Santa tiene un significado negativo, ya que varias especies son comercializadas
por los traficantes ilegales para el consumo humano.
El crimen contra estos animales ya empezó. En los últimos días,
la Secretaría Distrital de Ambiente y la Policía Ecológica y Ambiental, han
decomisado 12 kilos de carne de tortuga icotea en la Terminal de Transportes de
El Salitre, la cual iba a ser comercializada en la capital del país.
La icotea es la principal víctima de los traficantes de fauna en
la época de cuaresma, ya que su carne blanca es muy parecida a la del pollo, y
en la Costa Atlántica ya es una tradición comer su carne y sus huevos.
Los cazadores primero las ponen vivas en agua caliente. Con una
segueta las abren y les extraen la poca carne que tienen. Una icotea adulta,
que pesa aproximadamente 1.500 gramos, sólo tiene 20 por ciento de carne en su
cuerpo. Esta tortuga es de agua dulce, y puede alcanzar los 25 centímetros
de longitud. Solo habita en la Costa Atlántica colombiana, y fue declarada por
la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza como una especie
amenazada.
Además de estas icoteas, las autoridades han incautado dos
pericos y dos tortugas que fueron pintadas para comercializarlas
ilegalmente.
Todos estos animales venían en flotas provenientes de los
departamentos de la Costa Atlántica colombiana.
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