Publicado en el portal http://www.davidluna.com.co
Por : David Luna S.
Desde hace ya algunos años, y debido al crecimiento acelerado y desorganizado que han tenido varias ciudades a nivel mundial, se ha comenzado a hablar de la movilidad sostenible como una salida a las preocupaciones que tienen, tanto ciudadanos como gobernantes, en torno a la forma en la que incide la movilidad en la calidad de vida de las personas.
No podemos negar que uno de los grandes problemas que aqueja a los capitalinos es el tema de la movilidad. El 51% de los viajes que se realizan en la ciudad son por trabajo o estudio, y en promedio los bogotanos gastamos cerca de 90 minutos por trayecto, lo cual nos sitúa como la segunda ciudad en América Latina con mayor tiempo promedio de viajes al trabajo. El crecimiento desmesurado del parque automotor que estamos experimentando desde 2008, el aumento del número de motos que transitan por la ciudad, así como el pésimo estado de la malla vial de Bogotá (cerca del 60% está destruida), nos enfrenta a una ciudad hostil en donde la velocidad vehicular promedio ha venido aumentando, los tiempos de desplazamiento son cada vez mayores, el aire que respiramos es uno de los más contaminados por causa de los gases emitidos por el transporte público, y los peatones y ciclistas no tienen los espacios adecuados para transitar, razón por la cual y aunque muchos planes se han quedado en letras y en apariencia no existan muchas posibilidades de solución eficaz y rápida , es vital seguir apostándole a la implementación de acciones urgentes.
Las limitaciones en infraestructura vial se han ido aumentando considerablemente, pues el flujo vehicular cada vez es mayor. Los programas de re densificación urbana impulsados por las recientes administraciones, la negativa a la construcción de vías que buscan conectar varias localidades de la ciudad son aspectos que es necesario evaluar para generar políticas que impacten de manera directa en el desarrollo urbano de la ciudad y la calidad de vida de sus habitantes.
Movilidad sostenible no es otra cosa que pensar la ciudad de una forma diferente. No es una tarea fácil, es muy importante llevar a cabo acciones de corto y largo plazo, que encaminen las decisiones políticas a brindar herramientas que mejoren la forma en la que nos estamos desplazando. Es necesario pensar la movilidad en función del ciudadano y no al ciudadano en función de la movilidad, promoviendo acciones como el uso eficiente del carro (No se trata de restringir sino de desestimular el uso del automóvil) la implementación de medios alternativos de transporte como la bicicleta (para lo cual se necesita una inversión importante en la construcción y mantenimiento de la red de ciclorutas de la ciudad), mejorar la infraestructura urbana, por medio de la construcción de autopistas urbanas, por ejemplo, y promover cambios de hábitos en el desplazamiento como mecanismo de descongestión en horas pico. La movilidad sostenible más que una opción, es una necesidad, y a pesar de los avances que hemos tenido al respecto, Bogotá sigue en mora de asumir programas serios que además de mejorar la movilidad, nos permitan vivir en un ambiente sano en donde los ciudadanos puedan disfrutar de los espacios que la ciudad les otorga para movilizarse.
Twitter: @lunadavid