ESQUINA AMBIENTAL
Si la tierra es oscura, pesada y húmeda, es fértil; si en
ella crecen siembras infinitas de árboles, entonces la temperatura es fresca y
esa frescura nos anima a aspirar profundamente el oxígeno que nos da vida, esa
vida que con dignidad, fortaleza, determinación, voluntad y humildad ha llevado
a un hombre que ya ha respirado el oxígeno producido por los millones y
millones de árboles que han crecido en África y con esa respiración ha
inspirado no solo a un continente que se ha visto golpeado por civilizaciones
incivilizadas, ha inspirado también a millones y millones de personas en todo
el hemisferio.
Se ha convertido en el padre de millones de huérfanos, ha
construido puentes de paz donde hubieron guerras.
La conciencia humana va muy de la mano con el cuidado y
respeto al medio ambiente, es como si una acción fuera inseparable de la otra;
como las ramas crecen junto a las raíces del árbol, como el río desemboca en el
océano, como la juventud crece hacia la vejez, como la tristeza se convierte en
alegría, como el respeto trae paz, y como la paz crea amor infinito.
Aquí en nuestro planeta necesitamos más gente como
Madiba, como lo conocen en su tribu, como Nelson Mandela, como lo conoce el
resto del mundo.
No sé por qué cuando pienso en Madiba, se me ensancha la
esperanza que albergan mis pensamientos de que nuestro planeta va a ser
rescatado por gente con conciencia, como el señor Nelson Mandela, quien ahora
respira con dificultad, antes de su partida, pero que nos deja unos de los más
grandes ejemplos de libertad.
Estoy segura de que los árboles de África están agitando
sus ramas para enviar a Madiba oxígeno, para que desde su suave lecho inspire
profundamente, sonría y recuerde la alegría que de niño sintió tantas veces al
respirar la brisa fresca, que le sirvió para dejarnos esa libertad sembrada
junto a los árboles que aún están en el bosque que continuarán agitando sus
ramas para inspirar a otros seres humanos, que ya están naciendo y que aún no
han nacido.
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