EL CUADERNO DE RICARDO
Por:
RICARDO BELLO GOMEZ
“Pan y circo” solían decir los antiguos romanos para
referirse a las dos herramientas predilectas de los políticos para manejar la
voluntad al incauto pueblo. Hace más de quince siglos que acabó su vida
republicana e imperial la fastuosa Roma, y todavía esta frase sirve para
describir la situación de muchas prácticas politiqueras, frente a las cuales
deberíamos reaccionar como ciudadanos informados que tratamos de ser. El tema
del “pan” es claro: mercados, puestos, contratos, bultos de cemento, tejas de
zinc, y tantos otros “regalos” que candidatos de chequera voluminosa reparten a
diestra y siniestra esperando que el favor les sea devuelto en las urnas. En el
caso del circo, antiguamente se trataba literalmente de la distracción popular
del circo romano con gladiadores, leones y demás, la gente entretenida, feliz,
olvidando sus problemas, mientras el gobernante de turno subía impuestos,
ajusticiaba enemigos y en general, hacía de las suyas sin problema.
Hoy el circo lo representan, tristemente, muchos de
los propios candidatos; ya no es con espectáculos y celebraciones, sino con sus
propios perfiles y trayectoria, que pretenden timar a los potenciales
electorales. Empecemos por un show que es propio de los mejores acuarios del
mundo; de izquierda a derecha saltan delfines de todos los colores, hijos de ex
ministros, ex senadores y ex gobernadores que sin más mérito que su apellido
pretenden ganar una curul en el Congreso y chapucean en las piscinas de todos
los partidos políticos; todos, sin excepción, desde el izquierdista Polo
Democrático hasta el Centro Democrático (que de centro no sabemos todavía qué
tiene porque es la derecha pura y dura)
tienen en sus listas a este tipo de especímenes y muchos todavía tienen el
descaro de presentarse como “la renovación”, como si bastara con cambiar los
nombres para renovar la política.
Personaje popular de este nuevo circo es también el
saltimbanqui que con destreza pasa de un partido a otro, cambia de logo en el
tarjetón como quien cambia de medias, y se hace pasar siempre por el indignado,
por el más puro. Los hay que fueron azules y verdes en Medellín, luego lanzaron
tomates contra todos y terminaron vistiéndose de rojo en Bogotá. Por eso es
necesario que no solo escuchemos las propuestas, sino que nos preguntemos más
allá, de dónde surge quién nos las presenta. Otro tipo de acróbata que suele
aparecer es el paracaidista, aquel que se la pasa entre nubes y trata de
aterrizar en alguna lista que lo reciba; pero claro, a primera vista parece que
con su parafernalia va a poder hacer mucho, cuando la verdad es que,
literalmente, no tiene los pies en la tierra.
Esto es parte del panorama circense de nuestra
política. Es una realidad hoy por hoy, pero afortunadamente hay una fracción de
candidatos y candidatas que ofrecen alternativas serias; ojalá esa fracción se
incremente en cada elección y ojalá lo tengamos en cuenta a la hora de estar frente
a frente con el tarjetón. Nos quedan solo quince días.
Twitter: @ricardoAbello