Publicado en el N.S.
Horacio Serpa
El proyecto de Acto Legislativo que creó el Sistema
Nacional de Regalías tuvo enorme aceptación. Todos los Departamentos y
Municipios no productores que son la mayoría, gobernadores, alcaldes,
diputados, congresistas, periodistas, gremios, se juntaron para apoyar al
gobierno nacional. Desde las regiones productoras nos opusimos, pero no dimos
un brinco. Ni siquiera se nos escuchó. Fue una solfa tremenda, sin
contemplaciones. Los argumentos fueron múltiples: equidad, para que “la
mermelada se reparta por toda la tostada”, como repitió en todas partes y a
toda hora el señor Ministro de Hacienda;
corrupción, porque en las regiones se roban la plata; incompetencia,
porque en la provincia no se sabe nada de nada y por eso los recursos se
aplican incorrectamente y con pésimos resultados. En Bogotá si se haría
justicia, dijeron, allá no hay corrupción y la tecnocracia capitalina hace las
cosas muy bien, como todos los días nos enteramos en los medios de
comunicación.
Cuando se agotaban los argumentos, el señor Ministro de
Hacienda sacaba el papelito donde tenía anotadas las cifras de lo que le
correspondería a Departamentos y Municipios y todos quedaban subyugados,
emocionados, sin chistar palabra. ¡Por fin había llegado la reivindicación
esperada!
Lo que no han llegado son las regalías. El cacareado nuevo
sistema no ha comenzado a funcionar; el Congreso no ha aprobado el desarrollo
legislativo que requiere la reforma constitucional; los decretos dictados por
el gobierno a finales del año pasado son un galimatías que nadie entiende; y
las cifras informadas ahora a los territorios no son las mismas del papelito de
marras.
Una burla completa.
La quinta parte de los Municipios no recibirán nada; muchos más tendrán
que superar la pobreza con menos de diez millones de pesos al año; hasta hay
poblaciones que van a recibir diez mil pesos. Y las grandes ilusiones de los
Departamentos se redujeron a la tercera parte de lo anunciado. No les dieron
mermelada, sino caramelo.
El sistema es laberíntico y un monumento a la
tramitología, dicen los alcaldes. También es grave ejemplo de recentralización.
A las regiones productoras se les doró la píldora con
cifras que resultaron mínimas e inequitativas. No quisieron entender que
regalía no es sinónimo de regalo, sino de compensación, de indemnización, por
los impactos negativos que produce la
explotación de recursos naturales no renovables. Con la tal reforma, descubrir
oro o petróleo puede ser una maldición.
El disgusto es muy grande. Todos están bravos, con razón.
Los paliativos de última hora a nadie convencen. Se perdió la confianza y el
enredo es tan grande que no tiene arreglo. Entre más traten de corregir, de
enmendar, de explicar, mayor será la embarrada.
En el Ministerio de Hacienda deben estar rogando a las benditas ánimas del purgatorio
para que la Honorable Corte Constitucional declare inexequible el Acto
Legislativo 05 de 2011, lo que sacaría al gobierno del problema y le daría la
oportunidad de emprender una verdadera y equitativa reforma sobre regalías.
Sería una solución oportuna.
Bogotá D.C., 02 de Mayo de 2012
Twitter: @HoracioSerpa