20 de enero de 2011

Acciones Insuficientes



Totalmente lamentable lo sucedido con dos jóvenes universitarios en el departamento de Córdoba, hecho que ha despertado la solidaridad, el escándalo y la visibilización de un problema muy grave que continúa padeciendo nuestra sociedad y que podríamos encuadrar como parte de los cacareados éxitos de la seguridad democrática. Muy triste que hasta ahora nos enteremos, entendamos y nos solidaricemos sobre la gravedad de la situación y que sea por el vil asesinato dos indefensos jóvenes de una universidad high class y no por los casi 600 asesinatos de habitantes y campesinos inermes durante el 2010 en esas bellas tierras en manos de las eufemísticamente denominadas bacrim y su guerra territorial entre los Urabeños y los herederos del alias “Cuchillo” y las antiguas e intocadas estructuras paracas. Pero bueno nunca es tarde y el gobierno nacional parece que ahora si va a tomar cartas en el asunto, porque el nefasto régimen el de los “talleres democráticos” permitió la connivencia perversa del problema con la clase política regional y la demostración del poderío casi intacto del narco terrorismo. Esto marca el derrotero de tantas acciones violentas en las tierras vecinas al Ubérrimo. El problema del narcoterrorismo no es un problema que se solucione evocando arcaicos dogmas de fe o de moral de medioevo inquisidor señalando impunemente a quienes tienen opinión diferente como “adictos” o defensores de tan desagraciado vicio. Es un problema secular que permanentemente ha demostrado que requiere tratamientos alternativos y diferentes al sólo camino militar para encontrar respuesta positiva a tan terrible problema, incluso reconocido por las mismas autoridades norteamericanas que recientemente visitaron nuestra patria. 

Como lo hemos señalado en distintas oportunidades es el momento que se reconozca el rotundo fracaso de la política de confrontación total, los gobiernos se han empeñado en gastar más y más recursos en un esfuerzo inútil por detener el comercio de narcóticos y sustancias estupefacientes. Legalizar las drogas conllevaría a que su fabricación se someta a las regulaciones propias de un mercado legal. El narcotráfico sigue extendiendo sus tentáculos en todos los sectores sociales y geográficos. Los carteles y ahora micro carteles, la guerrilla, el paramilitarismo y la corrupción son los más beneficiados con la prohibición, y las acciones anti-drogas sólo sirven para eliminarles la competencia que enfrentan. En este marco es cada vez mayor la tendencia a promover y encontrar alternativas que permitan erradicar por lo menos el crecimiento de los problemas de la adicción de una parte y las secuelas criminales y de sangre inocente por la otra. 

En las prioridades para el 2011 el Partido Liberal tiene en su agenda legislativa la de retomar la discusión sobre la despenalización de la dosis mínima en consecuencia de sus caros principios ideológicos de luchar siempre por la inclusión, los derechos humanos, la equidad, la justicia social y la disminución de la pobreza. Por esto, también liderará iniciativas legislativas en la consecución de un régimen tributario más justo sin exenciones groseras al gran capital y la creación de un Fondo de Pensiones para vincular a los millones de trabajadores colombianos que permanecen en la informalidad no precisamente por su propio gusto.