A quince días de las elecciones para elegir un nuevo Congreso de la República es preocupante que en lugar del debate de las ideas, de los programas y del modelo de país estemos inmersos en el debate de los maletines desbordantes de billetes que no pueden tener orígenes diferentes a la desbordante corrupción pública y a oscuros nexos con quien sabe qué tipo de organizaciones delincuenciales. Es triste que haya dirigentes políticos, incluso con credencial de cuerpos colegiados, que por unos billetes vendan su conciencia y la de sus electores en un sucio mercado que de consolidarse el 14 de marzo no conducirá por camino diferente a tener un Nuevo Congreso igual ó incluso peor que el que afortunadamente termina su período legislativo. Unas mayorías avasallantes de la U y conservadores y otros partiditos proclives al nefasto régimen y un futuro legislativo sordo, ciego, mudo y desentendido de la dramática realidad social y económica que atravesamos. El verdadero debate no estará en la política económica del gobierno nacional, en los errores intencionales y dirigidos por el régimen para favorecer solamente los intereses del gran capital, el enorme gasto público, los billones en exenciones tributarias (adivinen a quien), los billones en gasto militar y en familias en acción, sólo subsidios sin saldo de productividad y generación de riqueza, la bonanza desperdiciada, la política comercial sin nuevos horizontes, el país exporta muy pocos productos a muy pocos destinos. La precarización del escaso empleo, sólo ha aumentando la proporción de contratos en la proporción del total de empleados. La injusticia que representa el precio de la gasolina, se vincula al costo de oportunidad y no al costo de producción, lo que hace al consumidor colombiano un ciudadano de país importador y no de país productor, buscando sólo recaudar más para tratar de satisfacer el desaforado gasto público. La escasa o nula inversión en desarrollo tecnológico. En fin son tantos temas que no alcanzan estas líneas para mencionar los yerros del ególatra régimen mesiánico. Y eso sin meternos en temas de corrupción, exclusión y ataque a los derechos humanos.
No perdemos la esperanza (y espero que no me sigan llamando el romántico soñador de los 60’s) que los colombianos a la hora de depositar el sagrado voto, lo hagan en conciencia por aquellas personas que han tratado de defender los intereses de las mayorías del pueblo colombiano en el Congreso pero que se encuentran en absoluta minoría que no encuentra ni siquiera eco para censurar políticamente a los representantes y ministros del régimen por sus faltas a la moral y al erario. Es pues responsabilidad de las mismas mayorías que no se benefician de la acción de la política pública si siguen eligiendo a sus verdugos. Como dice nuestro amigo Pablo Enrique Salamanca “la falta de cultura política incapacita al pueblo para memorizar quienes de los que eligieron los traicionan”.
Los invito este jueves 04 de marzo a partir de las 7:00 PM en el Salón Comunal del barrio CENTRO A (Cll 16 J 99-59) para compartir nuestra visión de país en conjunto con el representante Salamanca, por una Colombia sin corrupción, una sociedad incluyente, tolerante y con productividad y empleo.