4 de marzo de 2010

Y llega el momento de la decisión


A los colombianos nos asiste la responsabilidad de decidir qué es lo que queremos para la Colombia de los próximos años, el 14 de marzo con nuestro decisorio voto se conformará el nuevo Congreso de la República, si votamos teniendo en cuenta la cubierta del libro y no su contenido y su compromiso y se elige un parlamento similar o peor al que termina, no nos podremos siquiera quejar cuando ese Congreso expida normas legislativas que lesionen nuestros derechos y nuestros mínimos vitales. Por eso recomiendo seguir el refrán que mi abuelo tenía “ladrón que roba ladrón tiene cien años de perdón” y rapar la mano del delincuente que nos ofrece unos viles billetes por nuestra conciencia, comernos cuanta lechona nos ofrezcan y tomarnos cuanto licor haya disponible de aquellos que llegan prometiendo cuanta cosa suena bonito a nuestros oídos pero que con toda seguridad si llegan a conseguir su onerosa curul legislarán a favor no de los intereses de los cuales hoy dicen defender sino por los intereses de aquellos por quienes tienen hoy los malditos billetes que les sirven para comprar conciencias hasta de líderes que conducen a aquellos que creen en sus palabras como mansos borregos al matadero…

Creer en aquellos que se comprometen a “repartir tierra a los campesinos” después que estuvieron en la cartera de agricultura dándole tierra a aquellos que no la necesitan; en aquellos que lucharán contra “la corrupción” después de estar en la cartera de defensa gastando desmedidamente en elementos como las pistolas para la policía que no se pudieron utilizar y quien sabe cuántos negocios más que ya no iremos enterando, en aquellos que pregonan políticas de empleo después que votaron como congresistas reformas laborales y pensionales en consonancia con los dictámenes del régimen que ha favorecido solamente a los dueños de las empresas ineficientes y parásitas que con sus buenas obras nos han conducido a soportar sólo crecimiento en los índices de desempleo, miseria y exclusión que hoy campea en nuestra inculta sociedad que todavía defiende su verdugo porque considera que el único Satán es la desgraciada y terrorista guerrilla. Si les damos de nuevo las mayorías a agrupaciones indolentes como la U, conservador y otros sectorcitos politiqueros afectos al régimen más oscuro será el panorama de que nos espera en cuestión de dignidad y un mínimo de equilibrio social y económico. Nuestra sociedad debería ser más responsable y considerar sobre la importancia sobre su voto y mirar cuales son las propuestas políticas que son serias, acompañar un partido que ha sido coherente y propositivo en estos años de tiniebla corruptora y clientelista, que no se dejó comprar por las prebendas del régimen y por el contrario le ha hecho férrea oposición a lo que ha considerado lesivo a los intereses de las mayorías. Los postulados del liberalismo colombiano, fuerza democrática y popular que tanto bienestar le ha procurado a la nación, a pesar de sus errores de un pasado ya remoto errores que no se pueden ni comparar con las porquerías de la corrupción y la concentración desmedida de la riqueza de los últimos doce años.

El liberalismo, como potencia y constante democrática de la atribulada nación, si la sociedad así se lo otorga será indiscutible aglutinador de las fuerzas progresistas para reconstruir la democracia en el camino de construir una sociedad más justa, igualitaria y participativa. Las convicciones radicales que lo acompañan en materias de defensa y seguridad nacional harán que se tomen decisiones drásticas sustentadas en prácticas y políticas de la defensa acérrima e insoslayable del Estado de Derecho, principio cardinal del liberalismo político. De tal suerte, que si los colombianos queremos una sociedad posible y sostenible votaremos en verdadera conciencia por las listas del partido liberal.


Saludo David Luna