19 de marzo de 2010

¿Hubo ganadores?


En las elecciones de Congreso efectuadas el pasado domingo, el gran ganador fue el Partido Liberal Colombiano que a pesar de cargar un lastre del cual no es culpable, porque en los últimos 12 años ha estado fuera del poder y no se ha prestado a todo el clientelismo, corrupción e indolencia del régimen, mantuvo su representación en el Congreso de la república, obtuvo la mayor votación individual para cámara de todo el país en cabeza de Simón Gaviria e incluso ganó una curul adicional en la Cámara de Representantes en la bancada de Bogotá D.C., a las dos que tenía a pesar de todas las dificultades que se observaron en la jornada electoral. Nuestra bancada por Bogotá además de Simón queda en cabeza de Pablo Enrique Salamanca y Orlando Velandia. La copiosa votación para el Partido demuestra que existe un sector importante de colombianos que premiaron la coherencia política y el sentido de patria que ha demostrado el Partido en estos doce años de penumbra para los derechos de las mayorías.

Se observó que también ganó la ya tradicional abstención y las tarjetas no marcadas y los votos nulos por lo difícil del voto para muchos. Ganó el fraude electoral según denunciaron varios observadores internacionales que la Organización de Estados Americanos (OEA) desplegó por el país en misión de observación electoral. Sin ser miembros de esa comisión podemos decir que en la ciudad y la localidad brilló la compra de conciencias que por unos viles billetes dieron su respaldo a los partidos del régimen traicionando sus propios ideales y compromisos partidistas. Y qué decir de las numerosas denuncias de compra venta de votos en departamentos como Atlántico, Bolívar, Magdalena, Nariño, Norte de Santander y Cundinamarca. La Misión de Observación Electoral (MOE) ratificó este hecho y sentó posición manifestando que estos fraudes "implican un verdadero obstáculo a superar en el proceso democrático de ese país". Pese a una abstención de alrededor del 60%, los ciudadanos que acudieron a ejercer su derecho al sufragio fueron presionados por grupos de narcotraficantes armados para favorecer candidatos de la ultraderecha colombiana. Hace menos de un mes una Misión Internacional de Observación Electoral integrada por ONG´s de México, Estados Unidos de América y Canadá visitó Colombia y denunció que senadores y congresistas del gubernamental Partido de la U chantajean y amenazan a ciudadanos colombianos para comprar su voto.

El partido Verde se puede considerar ganador al obtener una decorosa votación que le permitió obtener representación parlamentaria y un candidato presidencial que seguramente hará un importante papel en el proceso que se avecina. No considero que se puedan dar como ganadores a los partidos abyectos al régimen porque sus resultados eran de esperarse por la ceguera en que muchos todavía viven de una parte y por la falta de cultura política y las presiones indebidas de otra. Al contrario considero que el gran perdedor fue el pueblo colombiano al que dar más del 55% del Nuevo congreso en manos de aquellos que en los últimos años no han hecho cosa diferente que legislar en contra del pueblo, con sus brillantes reformas laborales, pensionales, tributarias, financieras, agrarias y sociales que nos han sumergido en los índices de desempleo, miseria y deterioro en la prestación del servicio de salud que pareciera que a muy pocos les importa, porque si así lo hicieran muy seguramente no hubieran decidido como lo hicieron. Qué decir de los errores cometidos por el órgano electoral al no preparar suficientemente los jurados y el desastre de los sistemas de información para los escrutinios. Es hora de presionar que estas jornadas electorales sean sometidas a cambios en la forma de votar y en la implementación del voto electrónico.

Ahora viene el proceso electoral para elegir un nuevo presidente y si la tendencia del domingo se mantiene que tristeza de panorama que tenemos, no habrá esperanza de futuro para las mayorías sólo habrá más y más de lo que nos ha tocado sufrir en este nefasto período. Afortunadamente las presidenciales tienen algunas diferencias con las de Congreso y los candidatos del nefasto régimen no son lo suficientemente carismáticos y embelesadores como culebreros de pueblo como lo ha sido quien por fin entregará las llaves de la “Casa de Nari”. Esperemos que se pueda recobrar la majestad de la casa de los presidentes para que vuelva a ser el Palacio de Nariño y no continúen reinando la politiquería (esa sí…) y corrupción que ha estado morando y campeando allí.