No acostumbro referirme a comentarios de algunas personas, a las que le agradezco tomarse el trabajo de auscultar nuestra opinión, y menos a los del director del Pregonero, pero considero necesario hacer unas precisiones sobre sus líneas que en mi sentir a pesar de las buenas intenciones que puedan tener, confunden a la comunidad y soslayan la raíz de los problemas en lo relacionado a la responsabilidad en la corrupción pública elevada a la enésima potencia sin registros históricos, que hemos padecido en el infausto régimen imperante. Si a esto le sumamos el desgobierno, el supuesto “corazón grande” que sólo ha generado mayor inequidad en la distribución de la riqueza (a niveles jamás vistos) y las torpes estrategias de lucha contra el narcotráfico principal fuente de todas las manifestaciones del terrorismo, solo podemos concluir que estamos en la peor fase de la historia que ha atravesado nuestra atribulada patria.
Si es cierto, no se podría negar, que en gobiernos liberales de hace ya bastantes años se presentaron casos sonados de corrupción, ni que hablar de los gobiernos conservadores. Pero también es cierto que en esos gobiernos liberales nunca, como en la desgraciada coyuntura, se retrocedió tanto en los logros sociales y en la defensa de la inclusión a todos los sectores. Al contrario, las reformas en su momento revolucionarias, en educación, salud, bienestar social y familiar, algo en lo agrario, en derechos laborales siempre se hicieron en gobiernos liberales. Y si había corrupción, pero no en los niveles generalizados, delincuenciales, descarados y cínicos del actual régimen. Además, uno no se puede llamar a mentiras los gobiernos son reflejo de los que somos los ciudadanos, o quién no se ha saltado una cola, pagado una mordida ó “coima”, violado una norma de tránsito o cuantas “otras pequeñas infracciones”, que no por pequeñas dejan de ser un atropello contra el derecho de los demás. Pero eso sí, en la actualidad ese paralelo no es válido, porque los colombianos podemos cometer esas “pequeñas cosas”, pero estoy seguro guardamos en la conciencia que hicimos mal durante un tiempo y sabemos que hicimos mal, y cuando nos descubren no somos cínicos echándole la culpa a los demás, “porque todos lo hacen, yo también” (el retrovisor) que argumento tan estúpido que hoy utiliza la espúrea clase politiquera gobernante.
Ni siquiera el cacareado proceso 8000, ni el robo de las empresas del estado que condujeron a su privatización, ni toda la corrupción del pasado pueden compararse en lo fiscal y en lo penal, a la situación que hoy vivimos con los ya incontables casos, que por innumerables ya se pierden en la memoria, sucedidos en casi todos los ministerios y estamentos públicos que se han mencionado, se mencionan e infortunadamente se seguirán mencionando. Otro elemento fundamental para aclarar, mejor para recordar, porque qué... pequeña tenemos la memoria, (si no fuera así y recordáramos el historial público del sátrapa, o por lo menos investigáramos, no hubiera llegado a la hoy Casa de Nari), es que el Partido Liberal Colombiano lleva fuera de la presidencia doce años y sin ningún tipo de acuerdo político con el régimen haciendo un férrea pero desagradecida oposición. Tampoco se nos puede olvidar, que fuimos el primer partido en Colombia, que eligió sus candidatos por la vía democrática, ni que a partir de marzo de 2002 con el voto de mandato de casi tres millones de compatriotas el partido tuvo que modernizarse, reformar sus estatutos, darse por fin un Código de Ética e instituir su plataforma ideológica que hasta ese momento no existía como tal, esa plataforma y esa votación posicionaron al partido como una colectividad social demócrata, afiliada a la Internacional Socialista y que en su primer ordenamiento de la plataforma nos consagró como una colectividad de matices de izquierda democrática. Esto hizo huir a una serie de caciques politiqueros que se decían liberales pero al tener ataduras de comportamiento e ideológicas huyeron como las ratas que abandonan el barco cuando pareciera naufragar. Y claro esos politiqueros, que tienen la desfachatez de continuar tratando de confundir al pueblo auto declarándose de origen liberal, pero que en realidad no son sino representantes de una rancia y retrógrada derecha que no busca sino satisfacer los intereses de los poderosos, situación que de por sí no es mala, porque finalmente, si están en el poder es resultado de la democracia, lo que no se puede aceptar es hacer lo que ha hecho es régimen imperante.
Si…. esos que se decían liberales en alguna época, nunca lo pueden ni lo podrán ser a la luz de la realidad, no son más que apéndices del los otros partiditos que han estado rodeando al régimen disfrutando de la contratación, las notarías, los puestos, las embajadas, en fin. Lo que de por si, repito, no es malo, lo pésimo es cohonestar toda la porquería que sigue sucediendo y patrocinando el empobrecimiento general y la pérdida de toda esperanza en un futuro digno de la mayoría de la población. De tal suerte, que Si Hay Diferencias y el llamado es que tratemos de mirar un poco más allá de la punta de la nariz, no confundir, reflexionar, y pensar en un futuro, ojala muy próximo, en el que recuperemos la moral y la ética en el manejo de lo público para el bien de todos los colombianos.