Hasta
ahora los delfines habían sido ubicados como la tercera especie más inteligente
después del hombre y el chimpancé, especie que según algunos estudios pueden
alcanzar los niveles de inteligencia de los tres niños de un año de edad. Sin
embargo, una serie de estudios sobre el comportamiento ha sugerido que los
delfines podrían ser más brillantes. Los estudios muestran cómo los
delfines tienen personalidades distintas, un fuerte sentido de sí mismo y que
puede pensar en el futuro.
Una
investigación de City University de New York demostró que los delfines mulares
pueden reconocerse en un espejo y lo utilizan para inspeccionar diversas partes
de su cuerpo, una habilidad que se creía limitada a los seres humanos y los
grandes simios. En otro estudio se encontró que los animales en cautiverio
también tenía la capacidad de aprender un lenguaje rudimentario basado en
símbolos. Otras investigaciones han demostrado los delfines pueden resolver
problemas difíciles, mientras que los que viven en su hábitat natural
desarrollan complejas estructuras sociales y un alto nivel de sofisticación
emocional. En un caso reciente, a un delfín rescatado de la naturaleza se le
enseñó a utilizar su cola como pie mientras se recuperaba de tres semanas en un
delfinario en Australia. Tras su liberación, los científicos se sorprendieron
al ver que el truco se propagó entre delfines salvajes que habían aprendido del
ex cautivo.
Thomas
White, profesor de ética en la Loyola Marymount University en Los Angeles,
sugiere que los delfines son "personas no humanas que califican para el
estatus moral de individuos".
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