Publicado en el portal http://www.davidluna.com.co
Por : David Luna S.
Abril 16 de 2013
Hace aproximadamente dos semanas, la Administración Distrital presentó al Concejo de la ciudad un proyecto de acuerdo, que busca realizar modificaciones al Plan de Ordenamiento Territorial (POT) que se encuentra vigente. Antes de que fuera radicado, publiqué un artículo (http://bit.ly/11d3gXA), donde desarrollé varios argumentos que destacaban la importancia que tiene el POT para el ordenamiento del territorio, la planeación de la ciudad a largo plazo y la necesidad que tenemos todos los bogotanos y bogotanas de participar, pero sobre todo de entender, qué implicaciones tendría la posible aprobación del POT presentado por el Alcalde.
Después de analizar y releer el proyecto radicado por la administración, sigo insistiendo en que este documento es un ejercicio improvisado que pretende cambiar el rumbo de la ciudad, sin que existan –o por lo menos no los conocemos- estudios y soportes que validen de forma clara y concisa las razones por las cuales se tomarían decisiones que a futuro serían muy perjudiciales para el desarrollo de Bogotá. Son muchas las razones por las cuales el POT de Petro es inconveniente para la ciudad, simplemente quise centrarme en las que considero de mayor importancia y con las cuales quiero, más que “perseguir” al alcalde sin razón aparente como muchos me lo critican por no estar de acuerdo con su forma de administrar la ciudad, alimentar el debate y generar conciencia frente a la necesidad de adoptar un POT que NO sea la imposición de un modelo de ciudad, sino más bien una herramienta de construcción colectiva en donde participen de manera conjunta los ciudadanos, el concejo y la administración.
Aquí les resalto entonces los 10 puntos para analizar:
1. Como lo he mencionado, se pretende presentar como excepcional lo que es una modificación estructural o un nuevo POT. A pesar de mantener los objetivos estratégicos del POT vigente, el proyecto pretende modificar el manejo de usos del suelo, los instrumentos de planificación y el manejo de alturas de edificabilidad. No es una modificación, es un nuevo POT que no construye sobre lo construido y plantea un modelo de ciudad que echa por la borda las proyecciones a largo plazo que se venían implementando desde administraciones pasadas.
2. El proyecto propone acabar con la segregación social sólo mediante la revitalización del centro ampliado, olvidando inversión en el Norte, Occidente y Sur de la ciudad. Tampoco es claro de que forma se llevará a cabo, pues ni se define existencia de infraestructura adecuada de servicios públicos y movilidad, ni se generan incentivos que permitan a las empresas establecerse allí y volverlo un sector más productivo.
Este proyecto limita la densificación en los bordes y en vez de fortalecer la articulación con los municipios vecinos, evita el desarrollo de la periferia. Se desconoce entonces que tenemos una de las densidades más altas desde Canadá hasta el sur de la Argentina, ya que en Bogotá viven 20.000 personas por cada kilómetro cuadrado, es decir 200 habitantes por hectárea. Esto puede implicar sectores hacinados como los que actualmente encontramos en localidades como Ciudad Bolívar en donde se llega a 300 habitantes por hectárea. Adicionalmente la falta de planeación es evidente, pues mientras en el Plan de Desarrollo le apunta a construir 75.000 VIP por año, la revitalización del centro aumenta el costo del suelo y dificulta considerablemente la construcción de viviendas para los más pobres.
3. Preocupa que una Bogotá pensada desde lo "humano", no le ponga la atención necesaria a temas tan importantes como el del espacio público, pues no cuenta con una propuesta clara de urbanismo por parte del Distrito, y más bien se deja a merced de la infraestructura que se le exija a los constructores a cambio de una mayor edificabilidad. Como dato curioso, a pesar de que en Bogotá se realizan diariamente cerca de 450 mil viajes en bicicleta, dentro de esta concepción no se tienen en cuenta las ciclorutas como espacio público.
4. Es inexplicable lo que pretenden hacer con la combinación de usos del suelo, porque una cosa es que la norma permita la mezcla de usos del suelo y otra muy diferente es que lo exija de forma indiscriminada, acabando sin razón alguna con los barrios residenciales y aprobando que en cualquier sector de la ciudad se pueda construir sin parámetros que lo regulen, pues se permitirían los usos residencial, comercial y dotacional en todas las áreas de actividad.
5. No podemos dejar de resaltar los vacíos normativos que genera el proyecto, disfrazados en una supuesta simplificación normativa de la cual habla la administración. No es posible hablar de menos trámites cuando se quiere regular uno a uno el uso de más de 49.000 manzanas que tiene la ciudad y se dejan cerca de 35 artículos a futura reglamentación y a discrecionalidad de de las secretarías de Planeación y Medio Ambiente. La "simplificación normativa" tal y como está planteada en el articulado del proyecto, termina siendo una norma colmada de inseguridad jurídica que lo único que genera es más corrupción, pues la inexistencia de normas claras permite que funcionarios de la administración puedan llegar a tomar decisiones arbitrarias sin sustentos técnicos claros que las justifiquen.
6. Las operaciones estratégicas son un instrumento fundamental para definir el modelo de ciudad a largo plazo, razón por la cual es un aspecto que no debemos dejar pasar por alto. Bogotá se encuentra conformada por centralidades y operaciones estratégicas (OE), las cuales se pueden definir como aquellas acciones y actuaciones urbanísticas, que permiten planear la utilización de instrumentos de gestión e intervención económica, física y social en determinadas áreas de la ciudad, que son el eje central de la estrategia de ordenamiento de la capital. Un ejemplo de ello es la operación estratégica Nuevo Usme, la cual se creó con el fin de mitigar el crecimiento desordenado de la ciudad y conservar la diversidad del medio ambiente y el aprovechamiento de los recursos del sector. La eliminación de las OE afecta el principio de planeación, ya que no se podría contar con herramientas necesarias que permitan focalizar recursos pensando en el futuro, dejando nuevamente a discreción de cada administración su formulación y priorización.
7. La escasez de suelo disponible es un problema preocupante para el desarrollo de la ciudad. Bogotá cuenta con más de 1600 hectáreas de suelo disponible, frente a más de 5000 hectáreas que necesitaría en la próxima década. Ante este déficit, este proyecto sólo se le brindaría norma favorable a tan sólo 336 hectáreas de ese suelo disponible. Sin embargo y pese a la gravedad de la afirmación anterior, no hay una sola hoja en los estudios de la Secretaría de Planeación que señale cual es la motivación para no habilitar más suelo y si generar un aumento insostenible en el precio de la tierra. La pregunta es: ¿Eso afecta a los constructores o a los compradores?
8. La supresión de las UPZ como mecanismos de reglamentación del uso del suelo es otro de los cambios drásticos que no tienen razón de ser. Durante más de 12 años las UPZ se han venido consolidando como un proceso de construcción colectiva y un referente social y cultural, razón por la cual no se entiende porque después de haber invertido tanto en este proceso, esta administración pretende acabarlas. Se desconoce un manejo diferenciado del territorio en cuanto al tratamiento urbanístico se refiere, porque una vez este Plan de Ordenamiento sea aprobado, inmediatamente se deroga la reglamentación en la que las UPZ venían trabajando, en lo relacionado con los usos, tratamientos y edificabilidades. Ésta función se le asignará a Alcaldías locales que actualmente tienen hoy más de 120 funciones que no están cumpliendo de manera satisfactoria, ya que no cuentan con la capacidad administrativa ni las herramientas jurídicas para hacerlo, entonces ¿Basados en que les quieren asignar más tareas?
Adicionalmente es muy preocupante que luego de incluir las UPZ como Instrumentos de Planeación, de asignarle funciones definidas, ahora se pretenda reducir la participación ciudadana, ya que sólo se le permitiría a los ciudadanos de la UPZ priorizar algunos proyectos de su sector, debido a que la identificación, formulación y actualización estará a cargo de la Alcaldía Local.
9. Con las directrices presentadas en el proyecto, el uso del suelo en la ciudad se vuele poco rentable, ya que después de aplicar las fórmulas propuestas el área útil que queda para construir es insignificante y los parámetros aplicados en términos de edificabilidad hacen que el porcentaje real de construcción de los lotes sea muy pequeño, lo cual inviabiliza la inversión en la ciudad y genera frenos considerables a la construcción en Bogotá.
10. Al margen de la discusión técnica sobre varios puntos, estoy seguro que la participación de los ciudadanos, que son los realmente afectados por el establecimiento y aplicación de políticas de ordenamiento territorial, es de vital importancia. Por esta razón inquieta que los procesos de participación ciudadana se hayan convertido en requisitos, ya que no se generaron espacios suficientes y los que se abrieron se limitaron a un proceso informativo en donde observaciones y aportes no fueron tenidos en cuenta por la Administración.
No es difícil percibir que todavía hay muchos aspectos del proyecto presentado por la administración que son inconvenientes para el desarrollo de la ciudad, por esta razón se hace necesario que la discusión que se está llevando en el Cabildo Distrital se realice de cara a los ciudadanos y no sólo pensando en fines partidistas, porque lo que acá está en juego no es un proyecto político sino el futuro de la ciudad.
Aquí les resalto entonces los 10 puntos para analizar:
1. Como lo he mencionado, se pretende presentar como excepcional lo que es una modificación estructural o un nuevo POT. A pesar de mantener los objetivos estratégicos del POT vigente, el proyecto pretende modificar el manejo de usos del suelo, los instrumentos de planificación y el manejo de alturas de edificabilidad. No es una modificación, es un nuevo POT que no construye sobre lo construido y plantea un modelo de ciudad que echa por la borda las proyecciones a largo plazo que se venían implementando desde administraciones pasadas.
2. El proyecto propone acabar con la segregación social sólo mediante la revitalización del centro ampliado, olvidando inversión en el Norte, Occidente y Sur de la ciudad. Tampoco es claro de que forma se llevará a cabo, pues ni se define existencia de infraestructura adecuada de servicios públicos y movilidad, ni se generan incentivos que permitan a las empresas establecerse allí y volverlo un sector más productivo.
Este proyecto limita la densificación en los bordes y en vez de fortalecer la articulación con los municipios vecinos, evita el desarrollo de la periferia. Se desconoce entonces que tenemos una de las densidades más altas desde Canadá hasta el sur de la Argentina, ya que en Bogotá viven 20.000 personas por cada kilómetro cuadrado, es decir 200 habitantes por hectárea. Esto puede implicar sectores hacinados como los que actualmente encontramos en localidades como Ciudad Bolívar en donde se llega a 300 habitantes por hectárea. Adicionalmente la falta de planeación es evidente, pues mientras en el Plan de Desarrollo le apunta a construir 75.000 VIP por año, la revitalización del centro aumenta el costo del suelo y dificulta considerablemente la construcción de viviendas para los más pobres.
3. Preocupa que una Bogotá pensada desde lo "humano", no le ponga la atención necesaria a temas tan importantes como el del espacio público, pues no cuenta con una propuesta clara de urbanismo por parte del Distrito, y más bien se deja a merced de la infraestructura que se le exija a los constructores a cambio de una mayor edificabilidad. Como dato curioso, a pesar de que en Bogotá se realizan diariamente cerca de 450 mil viajes en bicicleta, dentro de esta concepción no se tienen en cuenta las ciclorutas como espacio público.
4. Es inexplicable lo que pretenden hacer con la combinación de usos del suelo, porque una cosa es que la norma permita la mezcla de usos del suelo y otra muy diferente es que lo exija de forma indiscriminada, acabando sin razón alguna con los barrios residenciales y aprobando que en cualquier sector de la ciudad se pueda construir sin parámetros que lo regulen, pues se permitirían los usos residencial, comercial y dotacional en todas las áreas de actividad.
5. No podemos dejar de resaltar los vacíos normativos que genera el proyecto, disfrazados en una supuesta simplificación normativa de la cual habla la administración. No es posible hablar de menos trámites cuando se quiere regular uno a uno el uso de más de 49.000 manzanas que tiene la ciudad y se dejan cerca de 35 artículos a futura reglamentación y a discrecionalidad de de las secretarías de Planeación y Medio Ambiente. La "simplificación normativa" tal y como está planteada en el articulado del proyecto, termina siendo una norma colmada de inseguridad jurídica que lo único que genera es más corrupción, pues la inexistencia de normas claras permite que funcionarios de la administración puedan llegar a tomar decisiones arbitrarias sin sustentos técnicos claros que las justifiquen.
6. Las operaciones estratégicas son un instrumento fundamental para definir el modelo de ciudad a largo plazo, razón por la cual es un aspecto que no debemos dejar pasar por alto. Bogotá se encuentra conformada por centralidades y operaciones estratégicas (OE), las cuales se pueden definir como aquellas acciones y actuaciones urbanísticas, que permiten planear la utilización de instrumentos de gestión e intervención económica, física y social en determinadas áreas de la ciudad, que son el eje central de la estrategia de ordenamiento de la capital. Un ejemplo de ello es la operación estratégica Nuevo Usme, la cual se creó con el fin de mitigar el crecimiento desordenado de la ciudad y conservar la diversidad del medio ambiente y el aprovechamiento de los recursos del sector. La eliminación de las OE afecta el principio de planeación, ya que no se podría contar con herramientas necesarias que permitan focalizar recursos pensando en el futuro, dejando nuevamente a discreción de cada administración su formulación y priorización.
7. La escasez de suelo disponible es un problema preocupante para el desarrollo de la ciudad. Bogotá cuenta con más de 1600 hectáreas de suelo disponible, frente a más de 5000 hectáreas que necesitaría en la próxima década. Ante este déficit, este proyecto sólo se le brindaría norma favorable a tan sólo 336 hectáreas de ese suelo disponible. Sin embargo y pese a la gravedad de la afirmación anterior, no hay una sola hoja en los estudios de la Secretaría de Planeación que señale cual es la motivación para no habilitar más suelo y si generar un aumento insostenible en el precio de la tierra. La pregunta es: ¿Eso afecta a los constructores o a los compradores?
8. La supresión de las UPZ como mecanismos de reglamentación del uso del suelo es otro de los cambios drásticos que no tienen razón de ser. Durante más de 12 años las UPZ se han venido consolidando como un proceso de construcción colectiva y un referente social y cultural, razón por la cual no se entiende porque después de haber invertido tanto en este proceso, esta administración pretende acabarlas. Se desconoce un manejo diferenciado del territorio en cuanto al tratamiento urbanístico se refiere, porque una vez este Plan de Ordenamiento sea aprobado, inmediatamente se deroga la reglamentación en la que las UPZ venían trabajando, en lo relacionado con los usos, tratamientos y edificabilidades. Ésta función se le asignará a Alcaldías locales que actualmente tienen hoy más de 120 funciones que no están cumpliendo de manera satisfactoria, ya que no cuentan con la capacidad administrativa ni las herramientas jurídicas para hacerlo, entonces ¿Basados en que les quieren asignar más tareas?
Adicionalmente es muy preocupante que luego de incluir las UPZ como Instrumentos de Planeación, de asignarle funciones definidas, ahora se pretenda reducir la participación ciudadana, ya que sólo se le permitiría a los ciudadanos de la UPZ priorizar algunos proyectos de su sector, debido a que la identificación, formulación y actualización estará a cargo de la Alcaldía Local.
9. Con las directrices presentadas en el proyecto, el uso del suelo en la ciudad se vuele poco rentable, ya que después de aplicar las fórmulas propuestas el área útil que queda para construir es insignificante y los parámetros aplicados en términos de edificabilidad hacen que el porcentaje real de construcción de los lotes sea muy pequeño, lo cual inviabiliza la inversión en la ciudad y genera frenos considerables a la construcción en Bogotá.
10. Al margen de la discusión técnica sobre varios puntos, estoy seguro que la participación de los ciudadanos, que son los realmente afectados por el establecimiento y aplicación de políticas de ordenamiento territorial, es de vital importancia. Por esta razón inquieta que los procesos de participación ciudadana se hayan convertido en requisitos, ya que no se generaron espacios suficientes y los que se abrieron se limitaron a un proceso informativo en donde observaciones y aportes no fueron tenidos en cuenta por la Administración.
No es difícil percibir que todavía hay muchos aspectos del proyecto presentado por la administración que son inconvenientes para el desarrollo de la ciudad, por esta razón se hace necesario que la discusión que se está llevando en el Cabildo Distrital se realice de cara a los ciudadanos y no sólo pensando en fines partidistas, porque lo que acá está en juego no es un proyecto político sino el futuro de la ciudad.
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