25 de junio de 2010

Habrá un nuevo gobierno?


   Hay que decir que el voto en blanco que considerábamos la mejor opción alcanzó una cifra histórica, que la abstención como ya es tradicional en las elecciones en Colombia volvió a ganar, que el candidato del partido verde incrementó un pequeño porcentaje, que llovió todo el día, que estábamos en una fecha del mundial de fútbol con buenos juegos, que no sabemos si todo fue limpio, que esto que lo otro, pero lo claro es que algo más de nueve millones de colombianos votaron por el candidato de la maquinaria oficial, podemos hacer consideraciones desde esta orilla basadas en la escasa cultura política generalizada, el peso del poder oficial, los espejitos burocráticos, en la otra orilla dirán que la seguridad democrática, que las familias en acción, que la confianza inversionista… en fin lo único claro es que nueve (9) millones de colombianos le dieron el sí al ungido por el establecimiento. Pareciera que todo lo que ha pasado no hubiera pasado, pero bueno, si no nos gusta nos podemos ir a quejar al mono de la pila, porque las cosas pareciera fueran a durar por lo menos otros cuarenta años tal cual. 

Ahora viene una coyuntura interesante que en mi sentir tiene dos escenarios uno, el más probable que el mesías todavía vigente siga haciendo de las suyas y se mantenga tras bambalinas en el ejercicio del poder. El otro escenario es que el nuevo presidente maneje las cosas con independencia, a este respecto ha habido algunas señales que de concretarse en la realidad sería posible pensar que Colombia pueda retomar camino a mejorar las cosas en algunos campos, habrá que esperar. Por el bien de nuestra atribulada nación sería importante que haya aunque sea pequeño, un viraje hacia un gobierno con alguna responsabilidad social en el que su acción se vea reflejada en decisiones de estado por mejorar las condiciones de vida de las empobrecidas y desempleadas mayorías que tienen todo el derecho de encontrar algún tipo de solución a su situación, así se equivoquen a la hora de elegir a quienes toman las decisiones. Oposición no puede ser criticar por criticar, tiene que acompañarse de propuestas programáticas y acompañamiento constructivo al gobierno, es decir aprobar lo bueno y denunciar lo malo, sin entregar principios, ni dignidad, ni legalidad, porque qué tal se equivoquen y se empiecen a mejorar las condiciones de vida de los más vulnerables. 

Bajo esta reflexión es que debemos leer el respaldo que le ha dado el liberalismo al nuevo gobierno, y la aceptación por parte de Santos del mismo, en contravía del gusto de Uribe, puede ser una señal que las cosas van a cambiar. Hay más mensajes en este sentido, decir a la salida de la reunión con los presidentes de las altas cortes “hay que acabar con el lenguaje de la confrontación…”; otra es aceptar a Vargas Lleras a pesar de Uribe; o no descalificar los términos utilizados por Cesar Gaviria en la carta de apoyo. 

En honor a la verdad debo decir que esas “palabras adelantaremos ambiciosas iniciativas para sacar por lo menos 7 millones de colombianos de la pobreza y a 4 millones de la indigencia" en el discurso del mandatario electo, después de elecciones, todavía retumban en mis pensamientos. Y si los postulados defendidos por el Partido Liberal en estos años como rescatar el empleo, luchar contra la corrupción, reparación de víctimas son aceptados, y se enruta la política pública hacia esas obligaciones históricas incumplidas podremos decir que las cosas empiezan a mejorar. 

No puede ser que continúen situaciones como la acaecida con la Jueza que falló en contra del verdugo del Palacio de Justicia, ni que se mantengan las tensiones con la Justicia por pretender avasallarla y ponerla a jugar a su favor como la de pretender elegir Fiscal General de bolsillo. No quiero soñar en colores y pensar que venga sea una desuribización progresiva y que incluso se ponga en manos de la justicia internacional el que se investigue todo lo sucedido en estos años. Si llega a pasar, tendríamos que reconsiderar algunas cosas.