Habíamos pensado no opinar por un tiempo sobre toda la creciente ola de escándalos a raíz del destape de las ollas podridas de la corrupción distrital y nacional que se ha ido progresivamente confirmando sucedió en prácticamente todas las instancias de lo público en el nefasto y putrefacto régimen del todo vale y que dejo en su paso nuevos parámetros de ética y moral sobre lo que ellos consideran debe ser el ejercicio del poder. En cuanta olla vienen destapando no se encuentran sino ingredientes totalmente descompuestos y malolientes en casi todos los ministerios, en los departamentos administrativos e institutos públicos del orden nacional, no sale sino pus de todas las heridas que ojala empiecen a sanar con prontitud por el bien de los colombianos y las futuras generaciones. Funcionarios de alto nivel dejando en manos de privados cuantiosos recursos que ellos mismos se beneficiarían una vez salidos del estado, como respuesta a esta denuncia vociferan vínculos desconocidos con el paramilitarismo que ellos mismos auspiciaban, maniobras para hacer elegir magistrados olvidándose que hacía con las notarías, los contratos y todo el papel del estado para su propio beneficio o el de los hijitos, en fin solo tratando de generar más confusión y JAMAS respondiendo directamente sobre las denuncias que se le imputan.
Es triste pero esto no pasará sino hasta que conozcamos toda la verdad de lo sucedido, se involucren a todos los culpables y se recupere algo de la platica del erario que se está perdiendo para el perjuicio de todos los bogotanos y colombianos. Y es precisamente aquí el foco principal del problema, ahh… bien complicado que será la recuperación de los cuantiosos recursos embolatados, porque la sanción social y moral, la muerte política definitiva, la cárcel para todos los culpables de esta hecatombe y no precisamente en el alma, jamás serán suficientes para compensar todas las responsabilidades del Estado dejadas de atender por culpa de los desgraciados y en mala hora nacidos delincuentes de cuello blanco; esos recursos nunca llegarán a los cientos de miles de colombianos, niños y niñas, adultos mayores, desplazados, víctimas del conflicto armado y social, destechados por el invierno y el conflicto económico, desempleados, estudiantes de estratos populares, a menguar el incremento de la pobreza y la miseria y en general todas las causas que hacen que nuestra sociedad sea una de las más deprimidas en su conjunto en Latinoamérica. Algunas veces se pone una a pensar sobre si nuestra sociedad tendrá alguna posibilidad de futuro y si los llamados apocalípticos y desesperados que hacen algunos cultos a la venida del fin del mundo, no será que se volverán realidad y que somos nosotros en esta sufrida patria los que estemos dando los primeros pasos hacia ese incierto futuro. Porque si al conjunto de la sociedad no le garantizamos autosostenibilidad y dignidad en sus difíciles vidas realmente no habrá futuro ni siquiera para los que hoy se llenan las manos y sus oscuras arcas con el trabajo y el sudor de la frente de los demás.
Y fuera de toda racionalidad y en coherencia con los estándares construidos en el régimen nefasto de las tinieblas la corrupción y la violación permanente a los derechos humanos ahora se declaran inocentes y piden ayuda y asilo internacional. Ni hablar del caso de nuestra adorada capital, ahora venimos a saber que se había puesto de acuerdo en ponerse “alias” como cualquier delincuente del más bajo mundo, la “doctora,, el “Jefe”, la casa para cuando se hablaba de los dos capos del cartel de la contratación distrital que ha estado no solamente con la lucho nule manía sino con toda esa inmensa olla presupuestal que al parecer se ha malgastado en el carrusel de “Cartel de la Salud” en la red distrital de salud que apenas comenzamos a conocer. Que inmundicia de ejemplo que nos ha dado los gobernantes y ahora salimos a quejarnos de problemas como la inseguridad, las riñas, la delincuencia juvenil, la drogadicción, etc., etc., como si no fueran ellos mismos los incitadores al caos generalizado en que nos tienen como sociedad. Ojala despertemos del letargo y la horrible noche empiece definitivamente a cesar…
Twitter: @jairoamezquita