7 de noviembre de 2013

Último llamado


Teniendo en cuenta la profundidad de su mensaje, nos permitimos transcribir integralmente la carta abierta suscrita por la investigadora y periodista Claudia López dirigida a algunos precandidatos presidenciales sobre la coyuntura en los avances del proceso de paz...



Último llamado


Queridos Antonio, Enrique, John y Antanas,
Les escribo convencida de que compartimos una visión común sobre Colombia, su presente y futuro; también sobre nuestra capacidad para construirla entre todos.
Se que compartimos el convencimiento de que no hay nada más importante para nuestros ciudadanos, el país y nuestro futuro que terminar la guerra y dedicarnos a construir la paz. Quiero invitarlos a que traduzcamos ese convencimiento en una acción política audaz y concreta. Les propongo que unan sus esfuerzos y nombres en una lista única al Senado y lideren la conformación de listas a la Cámara de Representantes en todo el país, que reúnan la mayor diversidad posible de expresiones regionales y ciudadanas en un solo propósito: proteger y construir la paz de los colombianos.
Se que cualquiera de ustedes sería un magnífico presidente de Colombia. Su oportunidad personal para la Presidencia puede ser hoy o mañana, pero nuestra oportunidad ciudadana para alcanzar la paz es hoy.
La paz y las reformas que reclamamos los ciudadanos los necesitan a ustedes en el Congreso. No habrá paz sin transformaciones profundas y sin recuperar la credibilidad de nuestras instituciones. Reformas transformadoras a la salud, a la justica, al sistema político, al desarrollo agrícola y urbano incluyente, a la educación, para solo mencionar algunas apremiantes, sólo serán posibles si logramos sustituir esos sectores de la clase política clientelista que gobierna para sí misma, de espaldas a la ciudadanía. Para mencionar un ejemplo obvio, si los patriarcas del rentismo y el clientelismo conservador siguen manejando la institucionalidad agrícola no habrá paz, ni desarrollo campesino, ni equidad; no importa qué se firme o se acuerde.
No volvamos a cometer el mismo error del proceso constituyente de 1991. No volvamos a dejar el desarrollo de las reformas para la paz y la apertura democrática en manos de sus peores enemigos. No dejemos el Congreso, la política y la paz a merced de los señores de la guerra y la corrupción para que obstruyan las reformas democráticas o las amañen, articulito por articulito, a su conveniencia. O nos unimos como ciudadanos para hacer y defender las reformas o los señores de la guerra harán, otra vez, la contrarreforma.
La Paz antes que la Presidencia. Tengo muchas críticas al Presidente Santos, pero el camino más estable y seguro para la paz es que sea él mismo quien cierre la negociación e inicie la implementación de los acuerdos. Nuestro aporte es ayudar a construir unas nuevas mayorías que garanticen que la paz no será el silenciamiento de los fusiles para seguir en el infeliz mundo de la inequidad y corrupción actual, sino una transformación política profunda en favor de las mayorías ciudadanas, de unir en paz y desarrollo a la Colombia urbana y rural.
Esas nuevas mayorías, toda la ciudadanía y la paz necesitan no sólo nuestro compromiso genérico, sino sobre todo nuestra capacidad de actuar colectiva y audazmente, aquí y ahora.
Un abrazo enorme,
Claudia López.





ASI, IMPOSIBLE LA PAZ

DE PROVINCIA 


Por: 
Carlos José Bolaños

Mientras en La Habana se hacen  esfuerzos por acallar el efecto mortífero de fusiles, cañones, morteros, cilindros y demás armas de destrucción, en Colombia algunos sectores encabezados por personas con una alta popularidad, buscan desde los más significativos hasta los más mínimos detalles para encontrarle problemas a posibles soluciones. Se hace mucho énfasis en que no puede haber ningún tipo de impunidad y, eso es lo ideal. Lo curioso es que quienes invocan esta figura, al parecer muchos son herederos de quienes dejaron en la impunidad sin verdad ni reparación a las víctimas de  los 300 mil muertos que produjeron  los odios fratricidas entre los  jefes  de los partidos tradicionales, muchas veces estimulada desde los pulpitos.

Fue una violencia oficial horrenda en la que no hubo castigos para los autores intelectuales y materiales de crímenes atroces. Con el pacto excluyente del Frente Nacional quedó todo en la impunidad y dio  origen a la formación de varios frentes guerrilleros, algunos afortunadamente disueltos, pero unos pocos infortunadamente aun vigentes.

Al parecer no hemos entendido que la paz es una necesidad imperante. Y construir nación un trabajo permanente consistente en lograr cada día mejorar la calidad de vida  y aprender a convivir con las  distintas corrientes de pensamiento. La paz debe darse en todos los terrenos: familiar, laboral, político, utilizando la  forma correcta en  todo tipo de lenguaje: corporal, visual, hablado, escrito, gesticular, etc.

Difícil que el mundo nos crea que  estamos preparados la paz, cuando nos oyen el lenguaje de gallera, cuando utilizamos la crítica destructiva, cuando en vez de construir sobre lo construido liquidamos lo bueno que nos han legado. Cuando el parlamento aprueba proyectos como el de salud y el gobierno insiste en que son buenos a pesar de la protesta pacífica de  médicos, usuarios, comunidades científicas. Tendremos paz cuando tengamos gobiernos solidarios con todos los sectores. Ya es hora de que la clase dirigente se dé cuenta que la Colombia actual, a pesar de las restricciones empieza a pensar y a actuar, en  procura de una mayor igualdad. 


E-mail: carlosjosebol@hotmail.com


Cada año se desechan un tercio de los alimentos que se producen en el mundo

ESQUINA AMBIENTAL  










En los países ricos se desperdicia la comida al botarla a la basura y en los países pobres porque las plagas se comieron el cultivo o no fueron comercializadas a tiempo. 


Botan tomates podridos en Nueva Delhi, India. Foto: Mustafa Kuraishi

En un mundo super poblado, sometido a constantes fenómenos naturales que golpean a los productores agropecuarios en todas las latitudes, sumados a las debilidades estructurales y mala distribución de alimentos (y producción de subsistencia) en decenas de países nos torna susceptibles y hasta insultados ante la cantidad de alimentos que se desperdician cada año.

Los impactos de los alimentos desechados.-

Cuando los alimentos son desechados, se producen un amplio bagaje de impactos. Financiero es uno de ellos, medio ambiental es otro, humano el más palpable y lacerante en países pobres.

Haciendo un análisis de los impactos ambientales procedemos a poner a vuestra consideración los que considero son claves.

Impactos socio económicos y ambientales.-

  • Anualmente son desechados y perdidos ⅓ de la comida que a nivel mundial se produce, vale decir, cerca a 1,3 billones de toneladas (mil trescientos millones de toneladas.
  • La cantidad de alimentos desechados en los países ricos, unos 222 millones de toneladas, equivale al TOTAL de la producción agropecuaria del África subsahariana, es decir, 230 millones de toneladas anuales.
  • 2,3 billones de toneladas, dato de la gestión 2009 - 2010, que equivale a más de la mitad de la producción mundial de cereales se pierden cada año.
  • Las cantidades inconmensurables de agua, nutrientes, suelo, sol, trabajo, que demandaron los alimentos pero que se desecharon, vienen a engrosar las entradas  que favorecen al calentamiento global.
  • Cuando la sobre pesca está mermando la existencia de alimentos marinos, para colmo entre 100 a 130 toneladas de pescados se desechan o descartan por mal manejo durante la cadena pesca - desembarco - almacenamiento - transporte - venta.
  • El país « emblema» en relación al desecho de alimentos es sin dudas Estados Unidos, por algo un 30% de los mismos terminan, literalmente, en la basura. Estos volúmenes corresponden, económicamente hablando, al astronómico monto de 48,3 billones de dólares (32,5 billones de euros). 
  • Los desechos alimenticios que una familia promedio genera en el Reino Unido, bordea los 6,7 millones de toneladas cada año. Porcentualmente sería el 32% de la comida comprada va a parar a la basura.

Una cruda realidad: la etapa en que sucede comparando países ricos y pobres.-

  • En países con ingresos medios y sobre todo altos, la pérdida sucede en la fase final del proceso de producción y durante el almacenamiento de los alimentos por los consumidores. Hay falencias por la falta de coordinación entre los productores, las industrias. el comercio y los consumidores para aprovechar la comida que sino iría a ser desechada.
  • Las sociedades con ingresos aceptables tienen una moneda con fuerte valor adquisitivo o ganan lo suficiente como para que «llevar un pan a la mesa» no sea problema alguno. 
  • En los países pobres, subdesarrollados, donde la mayoría de la población global la conforma, bien podría reducirse significativamente las pérdidas al implementar mejorías en las primeras etapas, vale decir, en los campos productores, mejorando la producción con uso de semillas sanas, combatiendo plagas y con adecuadas re ingenierías de proyectos para la mejora del almacenaje, conservación de los mismos y transporte adecuado para evitar el deterioro de los alimentos.

La dura conclusión.-

  • Las cantidades que se pierden son abismales. Es hasta insultante para la conciencia y el sentido común que aún sigan habiendo hambrunas a lo largo y ancho del globo. Somos una cultura del acaparar y en este caso de acaparar hasta que hay que desechar. No es bueno y será peor en un futuro inmediato.
  • La ocurrencia de fenómenos naturales que van desde sequías hasta inundaciones, lo errático que es el clima, las desventajas de los productores en competitividad, tecnología, asistencias y subsidios se conjugan en plantear a la sociedad global un nuevo desafío: que haya comida para todos.