31 de marzo de 2011

Nuestra propia responsabilidad

En Octubre 29 del presente año elegiremos autoridades territoriales allende el territorio nacional, gobernadores, alcaldes, diputados a las asambleas departamentales  y el distrito capital votaremos por Alcalde Mayor, Concejo de Bogotá y Juntas Administradoras Locales. Es una coyuntura histórica bien interesante, nos daremos de cuenta si el grado de madurez política por parte de nuestros conciudadanos se ha incrementado positivamente aunque sea un poco y la comunidad elige por fin unas autoridades inmediatas a su territorio con mayor trayectoria de lo público y sin corrupción e indolencia ni tanta contaminación propia de ellos mismos o de los partidos o sectores políticos que representan. Aunque en el nivel territorial las consideraciones y los factores de la ciudadanía a la hora de votar se diferencian un poco de las elecciones del orden nacional, porque las autoridades locales deben tener un contacto “más directo” con la comunidad y probablemente por esto no se tengan en cuenta los mismos criterios a la hora de depositar el voto.

Pero lo claro es que si se ha avanzado un poco en cultura y formación política los electores deben considerar no solo el candidato como persona sino en su trayectoria y su procedencia política partidista porque de allí se origina la coherencia y el respeto a los principios ideológicos y su derivado programático. No puede ser que la ciudadanía y las diferentes agrupaciones políticas  no tengan en cuenta uno de sus deberes y responsabilidades más caras que es el rechazar tajante y  absolutamente todos aquellos fenómenos de corrupción e ilegalidad que infortunadamente fueron infestando todos los niveles de la administración pública en los últimos tres lustros de la historia reciente,  tanto en el espectro nacional, como en el territorial y en el distrital. Es increíble que en este momento subsistan partiditos que no asumen con ética su propia responsabilidad por los comportamientos de  todos y todas sus candidatos y de aquellos que ostentan credenciales por elección popular e incluso por nominación en cargos públicos.

Como es posible que todavía haya partiditos electoreros que para la inscripción de las personas que aspiran a contar con su aval apenas exijan solicitud y formato único de hoja de vida y no se preocupen por los antecedentes penales, fiscales y administrativos de sus aspirantes. Es una muestra que no andan sino buscando llegar a las instancias de poder al costo que sea para reproducir la satisfacción de sus propios intereses politiqueros y de corrupción generalizada y ni siquiera se preocupan por el físico asco que hoy siente buena parte de muchos ciudadanos y ciudadanas que por sus carencias en formación y cultura social, económica y política echan en el mismo costal a todo lo que tenga un mínimo olor a la denominada clase política sin detenerse a analizar que si hay diferencias y muy serias entre los diferentes candidatos y candidatas a diferentes cargos y que precisamente no han estado usufructuando el poder como aquellos que aspiran a reproducirse en propia o tercera persona. Hasta en la Universidad de Georgetown se acaban de dar cuenta. Lo contundente y oportuno con la historia y el futuro mismo de nuestra sociedad es que pensemos muy bien en el momento de depositar nuestro voto, porque si hay diferencias y verdaderos compromisos éticos. Tampoco es prudente abstenerse a participar en las elecciones porque es la posición política más absurda dejar que los demás decidan por uno.
              Twitter:  @jairoamezquita