12 de febrero de 2010

Periodismo y Estado de Opinión

Se celebró esta semana el día del periodista, fecha que se debería aprovechar para exaltar esa noble profesión, esa vocación de servicio por informar a la sociedad independiente de propias posiciones, de intereses particulares, de presiones gremiales y empresariales. Infortunadamente en países como el nuestro las personas que se dedican a esta profesión y hacen su trabajo como es debido tienen un campo de acción complicado su conciencia es objeto de compra por representantes del régimen con dádivas o con el sucio metálico, como recién pasó esta semana con una honesta candidata a repetir senado del partido Conservador quien descaradamente trató de comprar dos periodistas dejándoles sobres con dinero quien sabe de qué procedencia. Cuando no se dejan comprar ven amenazados su trabajo, su integridad e incluso su propia existencia si no “informan” lo que el estamento desea por lineamientos emanados del ilustre personaje primo de Pablo Escobar, el poder detrás del trono, que promueve y defiende el “estado de opinión” como etapa superior del estado de derecho.

Se les llena la boca a estos personajillos criticando a Chávez por el abusivo cierre de medios de comunicación de la oposición en Venezuela, (situación de por si detestable y violatoria a la libertad de prensa) pero no hablan de las trapisondas como el lobby del personaje de marras y el U Ungido familiar de la misma casa con los accionistas mayoritarios del grupo editorial del cual hacía parte la revista CAMBIO que condujeron a cerrar ese medio de comunicación que se había destacado por denunciar las buenas obras del régimen. Dizque la razón fue financiera… argumentaron que la revista en los últimos tiempos arrojaba pérdidas, pero lo que no cuentan es que el canal bogotano de propiedad de ese mismo grupo jamás ha arrojado utilidades desde que entró en funcionamiento, y que seguramente será el tercer canal nacional privado antes del 7 de agosto. Se pregunta uno cual es la diferencia con los abusos del régimen del país vecino. Nunca se olvidará que fue CAMBIO el primer medio en divulgar los beneficios de Agro Ingreso robo Seguro y las magnánimas decisiones de tierras para los campesinos de Uribito Carimagua, denuncias como las famosas chuzadas desde el DAS, los falsos positivos, los nexos con la clase política (Rojas Birry, el gobernador de Magdalena y los que hacen falta) de David Murcia Guzmán; las buenas relaciones con la mafia del hermano Fiscal del honesto ministro Valencia Cossio; los pobres negocitos sin usar el poder de los desprotegidos niños del presidente; las perlas de las inconsultas Bases Militares Norteamericanas y varios casos más. Acaso no es una forma de terrorismo aprovechar el poder para quitarse las supuestas molestias de encima, actuaciones subrepticias que destruyen el espíritu y de los colombianos así como su derecho básico a estar debidamente informados. Desde aquí, gracias al equipo periodístico que trabajaba en la silenciada revista por aportar lo suyo para que los colombianos nos demos cuenta en qué clase de manos estamos.

Y eso para no recordar los atropellos y la persecución que han sufrido otros periodistas como Hoffman Morris, Daniel Coronell, Alfredo Molano y otros que por el simple hecho de hacer su trabajo se les ponen palos en la rueda de diversas formas para presionar que no denuncien a la opinión pública las buenas acciones del régimen. Si es lamentable el panorama para los periodistas que no se sumen al populismo mediático tan en boga por estos días con la desprotección social y la reelección.

Si los colombianos elegimos de nuevo al régimen en primera o segunda persona y a sus cómplices congresistas continuará el drama humanitario más grave del hemisferio sur, millones de desplazados; falsos positivos, “cacería” del DAS contra la oposición, periodistas, magistrados y defensores de derechos humanos. Quienes osan divergir de las verdades absolutas del “Estado de Opinión” como la supuesta seguridad y bienestar general son inmediatamente señalados por el nefasto régimen como enemigos públicos, parias y agentes del terrorismo de “izquierda”. Pero se pregunta uno donde está de verdad el terror. Pareciera ser que lo que busca el régimen con su “Estado de Opinión” es menos medios de comunicación objetivos, lo que derivaría en menos democracia con el silencio cómplice de algunos colombianos.