Los libros electrónicos son una opción para quienes gozan de la lectura. Tiene ventajas como la comodidad en la portabilidad, pero desde un punto de vista ambiental, reflexionemos sobre las ventajas y desventajas de su uso.
A pesar de que vivimos en la era digital de nuevas tecnologías, la demanda mundial de papel sigue creciendo. Sólo el 10 por ciento de la población (Europa occidental y Norte América) consume más del 50% del total de la producción. En muchos lugares del planeta se sustituyen todavía bosques de gran valor por plantaciones de árboles de crecimiento rápido (eucaliptos, acacias) para la industria del papel. En todo el mundo, el 17 por ciento de la fibra virgen utilizada por la industria papelera procede de bosques primarios, especialmente de Canadá, Finlandia, Rusia e Indonesia. Pero el papel tiene a su favor algunos aspectos. Si la madera para hacer el papel procede de bosques y plantaciones bien manejados (con el certificado FSC), es un recurso renovable, un almacén de carbono y es reciclable, ya que sus fibras de celulosa son reciclables varias veces.
El llamado e-book es otra herramienta electrónica que se suma a toda una lista de ordenadores, móviles, televisores, etc., que en un corto espacio de tiempo serán desechos electrónicos que terminarán en tiraderos o serán incinerados generando emisiones dañinas para el medio ambiente y la salud. Estos residuos electrónicos son exportados, a menudo ilegalmente, desde Europa, EE.UU, Japón y otros países industrializados, a Asia y África y que muchas de las personas que desmantelan estos residuos son niños y niñas que están expuestos a un cóctel de sustancias químicas tóxicas? Por lo tanto, sumamos un problema más.
Mientras las empresas electrónicas abogan por la reducción del consumo voraz de papel, la industria papelera señala que “sólo leyendo más de 33 e-books de 360 páginas cada uno durante el ciclo de vida de un libro electrónico, esta opción puede resultar preferible al de los libros en papel desde el punto de vista de la mitigación del cambio climático”
La realidad es que ambos tienen impactos diferenciados y no hay soluciones únicas, todos los sectores implicados tienen que incorporar criterios ecológicos y sociales en sus producciones, así como hábitos coherentes de consumo.
- Desde el sector editorial y de las artes gráficas: incorporar criterios ecológicos en la producción de libros y revistas y, de manera especial, e implantar políticas de compra de papel responsables con el medio ambiente y la sociedad.
- Desde las empresas fabricantes deben diseñar productos electrónicos sin sustancias químicas peligrosas, con una vida útil más amplia, que se puedan reciclar con facilidad y seguridad y que no sean una fuente de exposición a sustancias peligrosas tanto para las personas como para el medio ambiente.
Nosotros consumidores y consumidoras debemos optar por los productos que sean más amigables con el medio ambiente./ Greenpeace.
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