Menos que lamentable el bochornoso incidente ocurrido entre el expresidente César Gaviria y el presidente en ejercicio (que por fin cede el testimonio como en las carreras de relevos, a uno de sus alter egos), no son términos que deben utilizar personas que han ocupado el más alto cargo de nuestra adolorida e indolente patria y que deberían estar destinados a brindar buen ejemplo. Pero qué más podemos esperar del jefe de la satrapía que en su ejercicio de gobierno no ha hecho cosa diferente a manejar la misma terminología cual cualquier jefe de bandola barrial para justificar lo injustificable. Del expresidente uno habría esperado comportamiento diferente, no debió dejarse llevar al jueguito común y preferido de su oponente y menos cuando los argumentos sostenidos en la cartica de Gaviria eran plenos de realidad frente a lo que hemos padecido en esta negra noche. Claro… se debe manifestar que esos argumentos a pesar de lo veraces y contundentes también son para justificar lo injustificable. El Partido Liberal no puede traicionar al pueblo que ha defendido en medio de la oscura noche, cambiando sus postulados básicos arrastrándose como mendigos en busca de las boronas del poder, y pretender que el nuevo ungido soberano va cambiar las bases del nefasto modelo de gobierno y ahora sí después de doce años van a trabajar por la paz con justicia social, la verdad y la reparación para las víctimas, la inclusión, el empleo, la disminución de la miseria, sus retorcidos principio éticos, la lucha contra la corrupción y todas las demás costumbres es lo mismo que poner inocentes infantes a ser cuidados por pedófilos.
Además el 20 de Junio no se decidirá quién será el nuevo presidente de los colombianos, eso ya pasó en la primera vuelta. Ahora lo interesante de observar es cómo será el estado interno de la llamada eufemísticamente “Unidad Nacional”. Al lado de las asociaciones proclives al delito y de políticos corruptos y clientelistas, los ingenuos ciudadanos respaldarán el supuesto nuevo gobierno con la esperanza que les proporcione mayor seguridad con respeto a las normas constitucionales.
Pero bueno, es oportuno aclararles a tantas personas que consideran que votar en blanco es votar por alguno de los candidatos o por el ganador está muy alejado de la verdad. Nuestra maltratada Constitución Política de Colombia establece expresamente en el Art. 258, “que en cualquier elección donde el VOTO EN BLANCO obtenga la mayoría absoluta, deberán repetirse las elecciones y en las nuevas que se convoquen, NO PODRAN VOLVERSE A PRESENTAR LOS MISMOS CANDIDATOS DE LAS INVALIDADAS POR EL VOTO EN BLANCO”. Ese desconocimiento no es sino otra muestra del grado tan profundo de ausencia de cultura y formación política que existe en las mayorías de nuestra atribulada nación, gracias a la escasa calidad en la educación que no faculta a nuestras generaciones de concepción crítica frente a su realidad. Por supuesto que si el gobierno hiciera los ajustes en calidad al modelo de educación y la gente pensara, ellos no seguirían en el poder. No puede haber otra razón que explique lo acontecido en las elecciones de Congreso y de Presidente de la República.
Los que votaremos en blanco el domingo somos quienes aceptamos la democracia pero rechazamos de manera activa los programas electorales en juego, o los partidos políticos, o los candidatos, o la corrupción o el abuso de poder o todo eso al mismo tiempo. En mi opinión ambos candidatos representan modelos de desarrollo que no incluyen nada social en sus compromisos. Por el otro lado, aquellos que se van abstener, que desde ya los podemos declarar como los verdaderos ganadores en esta segunda vuelta, rechazan el sistema y le dan la espalda a la democracia participativa, Se podría decir que ambas son posturas críticas, pero una rechaza el sistema, en su totalidad, y otra acepta el sistema, pero critica a sus gestores, a sus propuestas y a la democracia en su versión degradada y degenerada. Hacemos parte de este grupo quienes hemos optado por votar en blanco en esta segunda vuelta para elecciones presidenciales, porque consideramos que es la mejor opción para construir una nueva cultura política más incluyente y democrática. Claro, pensar que hay alguna posibilidad de que ganemos los que votaremos en blanco también es soñar despiertos.