DE PROVINCIA
Por:
Carlos José Bolaños
Nuestro orgullo (falso orgullo?) se basa en que somos un país inmensamente rico
con minas de esmeralda, oro, plata platino, níquel, petróleo, segundo en
biodiversidad; con dos mares, con el mayor número especies terrestres y marítimas, aves,
reptiles, millones de hectáreas aptas para la agricultura etc. Nuestra
vergüenza: no nos hemos capacitado para explotarlas y tenemos que darlo a
compañías extranjeras a las que no les cobramos las tarifas internacionales y
nos destruyen los recursos naturales.
No obstante tanta riqueza tenemos un alto grado de
pobreza, una altísima deuda pública, balanza
comercial deficitaria, clasificados como una de las naciones más desiguales del
mundo, con una fuerza pública numerosa,
con un gasto militar altísimo, que
no ha podido evitar que haya 5 millones de desplazados, alto desempleo,
retroceso en los sectores productivos, a excepción del sector financiero.
Se siguen políticas coloniales, los recursos van
prioritariamente para la guerra, para atender la deuda pública. Se sigue formando
una comunidad individualista, una clase dirigente que se sirve de la comunidad,
crea mecanismos democráticos como las veedurías ciudadanas, imposibles de
cumplir por los ciudadanos que viven del día a día de su trabajo. O como la
Acción Comunal, convertida en simples
instrumentos electorales.
Al parecer la clase dirigente, resistente al cambio, se
identifica más con lo extranjero que con su territorio, no ha querido reconocer
las distintas etnias y lo más grave no quiere admitir sus desaciertos a lo
largo de la historia, materia que debemos estudiar a pesar de que el MEN no quiere restablecer esa
cátedra y seguramente cree que ese vacío lo están llenando bien los canales
comerciales de TV con sus seriados comerciales.
Encontré que en
Yalta, cuando los poderosos se repartieron el mundo, a Colombia le asignaron el
mercado de los comodities. Esto habrá que mirarlo a fondo. Los japoneses
atribuyen su éxito a su disciplina y
puntualidad, a la prelación que le dan a la educación de calidad. Sostienen
que la disciplina termina por imponerse sobre la inteligencia. Podríamos
concluir, sin ofendernos, que estas cosas son las que nos faltan a nosotros?
E-mail: carlosjosebol@hotmail.com
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