18 de julio de 2013

La educación es la clave para la preservación del medio ambiente


ESQUINA AMBIENTAL  
 

El objeto del presente artículo, pretende realizar un análisis bastante somero sobre el significado de las fechas ambientales, en cuanto actividades competan o compromisos posibles que el estimado lector pueda (o no) haberse fijado. 

Básicamente, todo acontecimiento global y/o regional en la temática ambiental, busca resaltar la importancia vital de convivir, en armonía, con los otros seres vivientes, en un ambiente adecuado, aprovechando los recursos naturales de manera sostenible. 

Insisto, como lo venimos haciendo como línea editorial del presente blog, que la educación sólida de la sociedad vendrá a ser una de las herramientas más solidas para dar inicio al esperado cambio del tipo y ritmo de extracción de recursos y agresión hacia el entorno ambiental o los ecosistemas específicos donde usted viva. 

Son varios los responsables del camino equivocado que estamos teniendo como sociedad global (generalizando). Son los gobiernos que por sus intereses en determinados casos, pactan emprendimientos cuestionables sin la evaluación de los impactos ambientales ni de los planes o medidas de mitigación de los mismos. 

Los gobiernos muchas veces en su afán de desarrollar su economía, optan por modelos de orden consumista y extractivo, conservador y sobrio u otras modalidades que usted bien las sabe, donde, en palabras básicas y primarias, sacan más de lo que la naturaleza puede dar (hago colación en señalar que para satisfacer la demanda actual por los recursos, se necesitan un planeta y medio. No lo digo yo, lo dicen varios entendidos en la materia y que si deseas saber más del tema, busca en la internet y verá). 

Bajando un nivel de esta imaginaria pirámide, se hallan las industrias variopintas, la agricultura, la pesca, la minería y toda actividad productiva. Se sabe, por sentido común, que el modelo industrial, en la extensión y alcance de la palabra, es contaminante significativamente (salvo contadas excepciones) y dista mucho para revertir esta realidad. La matriz energética aún tiene como base el consumo de combustibles fósiles y carbón, éstos, contaminantes por excelencia. 

La energía provista genera un pasivo ambiental muy importante, los GEI o gases de efecto invernadero, que tienen su nefasta participación en el proceso del cambio climático. Y sobre la minería, sabemos la agresividad que las actividades propias conllevan. 

La agroindustria y la explotación forestal irracional e insostenible causan que áreas totalmente significativas de selvas y bosques desaparezcan para siempre a causa de la ampliación de la frontera agrícola para la producción agrícola de un mundo cuya población se incrementa a ritmo aceleradísimo y hay cada vez más y más hambre. 

Al final arribamos abreviando algunos eslabones deliberadamente, a la sociedad, luego a la familia y al final al individuo. Una sociedad donde la capacidad económica segrega a los más y a los menos consumistas, no es regla fija y hay excepciones, es responsable de una parte importante en el deterioro del entorno ambiental, o al menos es cómplice involuntaria ¿o no?. 

Arribamos a donde me parece que es el punto clave, la familia y el individuo y es aquí donde enlazo a estos actores con la educación que señalé al principio. 

Un currículo educativo donde incorpore el medio ambiente como eje es la clave para el anhelado cambio. Digo y tengo plena fe en mis palabras porque si las nuevas generaciones junto a la nuestra, estando totalmente comprometidos para solicitar, exigir, fiscalizar y actuar con (o contra) nuestros políticos para que se cambien o adapten políticas de desarrollo lo más amigables con el medio ambiente, que las propuestas de planes de gobierno incorporen la ejecución de proyectos que impacten lo menos posible, tengan planes creíbles de seguimiento ambiental y programas de mitigación y así sucesivamente. 

Para lo señalado en todo el presente artículo, del cual nos honra que nos esté leyendo, la educación es la clave. En una sociedad donde la educación es un pilar, el desarrollo del país es mejor, la investigación y el desarrollo de nuevas tecnologías y procesos repercuten a favor del ambiente, caso de los países nórdicos, con denominadores comunes como mejor calidad de vida en un marco de desarrollo sostenible donde el respeto a nuestro entorno ambiental es clave. 

La educación nos permitirá ser más críticos como una entidad cohesionada al momento de participar ciudadanamente ante alguna circunstancia que creamos que existirá daño a la naturaleza o a la calidad de vida de las personas. 

Y por último llegamos a la actuación singular, del sujeto, de ti que lees estas líneas y de mí que trato de hilvanar ideas de un tema tan sensible y complejo. 

Cambiar o modificar algunos hábitos cotidianos, pregonar con el ejemplo, participar activamente en programas de educación ambiental (sean patrocinados, dirigidos o por mutuo proprio) marcarán el inicio del cambio real y no utópico. Por más trillada sea la frase de “La unión hace la fuerza” aplica a plenitud y es a donde debemos llegar. 

Cosas tan obvias y donde el sentido común prima y que junto a la educación, como el apagar las luces que no utilizas ayudan a con un grano de arena a nuestro maltrecho planeta. Ese grano se convertiría en una playa si todos nos involucramos, ¿no es así?. 

Espero haber transmitido el mensaje que la educación es la base del cambio, de manera adecuada, no busco ser ni que me interpreten como un “extremista” ambiental, no sobrepongo la inmovilidad en el aprovechamiento de los recursos naturales sobre el hambre y la miseria de las personas, sólo resalto que independientemente al modelo económico que una nación se precie de tener, el desarrollo debe ser sostenible, no olvido que el comercio justo es clave, la solidaridad lo propio, la transferencia de cierta tecnología más eficiente debería ser una obviedad, y más, muchos más ejemplos. 




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