Publicado en el portal http://www.davidluna.com.co
Por : David Luna S.
Mayo 28 de 2013
Bogotá es una ciudad que cuenta con una población cercana a los 8 millones de habitantes. En este espacio, a diario convivimos e interactuamos miles de ciudadanos que tenemos intereses y posiciones diversas frente a los temas que de alguna u otra forma afectan nuestra calidad de vida. A unos les gusta hablar y opinar sobre cultura ciudadana, a otros sobre movilidad, a unos pocos sobre espacio público, pero precisamente la suma de todas esas posiciones diferentes, es la que nos permite de manera conjunta, construir una ciudad para todos.
Ningún gobierno puede pretender saberlo todo, tener la razón en todo o resolverlo todo. La administración distrital no puede escudarse bajo el argumento de que está en el poder como producto de una elección democrática - situación que respeto profundamente – y por esto gobernar con ojos cerrados, oídos tapados y lo que es aún peor, descalificando a todos aquellos que tenemos una visión de ciudad distinta y pensamos diferente al Alcalde. La democracia no puede ser reivindicada y exaltada para validar los resultados obtenidos en las urnas, pero silenciada en el momento de discutir, proponer y sobre todo escuchar a aquellos que no estamos de acuerdo con la forma de gobernar.
La posibilidad de ejercer oposición, más que una exigencia o una solicitud, es un derecho y está consagrado en la Constitución. Por eso, preocupa que aquellos que se consideran social-demócratas y que hablan de inclusión y participación de los ciudadanos, sean los mismos que desconocen posiciones diferentes y descalifican a los que usamos la controversia y la discusión técnica como mecanismo de construcción de ciudad. No entiendo entonces como una persona como el Alcalde Petro que durante tantos años ejerció una oposición juiciosa en el Congreso de la República, hoy tilda de mafiosos y corruptos a todos los que no estamos de acuerdo con él. Respetar la diversidad de opinión no sólo es necesario sino fundamental, pues además de dar garantías tanto a los partidos políticos que no hacen parte de la administración, como a los ciudadanos que quieren una mejor ciudad para vivir, abre espacios de deliberación que indiscutiblemente permiten generar mecanismos para el fortalecimiento institucional.
Bogotá se encuentra sumida en una crisis profunda, como consecuencia de malas decisiones tomadas en administraciones anteriores. La corrupción, los carteles y la impunidad, entre muchas otras razones, han dejado secuelas negativas muy preocupantes en el tejido social, pero ha despertado en los ciudadanos la necesidad de actuar y trabajar de manera conjunta en la búsqueda de soluciones que permitan retomar el rumbo de la ciudad. Éste proceso tiene que ser de todos y no sólo de “algunos” que están de acuerdo con lo que piensa y hace el Alcalde.
He sido enfático en afirmar que no vamos por buen camino, no por criticar a Petro sin razón alguna cómo a menudo sus copartidarios me lo hacen saber, sino porque creo firmemente que la improvisación no es buena aliada y que muchas de sus actuaciones que he venido exponiendo desde mi ejercicio ciudadano, no han tenido los resultados esperados, pero no expresar mi desacuerdo pertenezco a “la corrupción mafiosa que lo quiere revocar” o hago parte del cartel de la contratación.
Alcalde, yo al igual que usted y la mayoría de los que habitamos esta hermosa ciudad, quiero que a Bogotá le vaya bien, que tengamos una ciudad próspera y con mejor calidad de vida, pero estoy completamente seguro que para lograr este objetivo es fundamental escuchar y tener en cuenta a los que pensamos diferente. Desde la oposicion, advertimos sobre cosas que no están saliendo bien y proponemos salidas que pueden tener mejores resultados. A usted que promueve la “política del amor” le quedaría mejor escuchar que descalificar, pues lo que necesita Bogotá, más que una polarización entre los que están o no con usted, es un alcalde que permita y de las garantías para que el ejercicio de la oposición se establezca como una herramienta primordial para la construcción de ciudad.
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