DE PROVINCIA

Por: Carlos José Bolaños

Ninguna época tan propicia como esta para disfrutar de una Bogotá tranquila, desestresada, descongestionada y descontaminada (menos en lo auditivo por el aeropuerto). Los cerca de 500 mil vehículos, carros y motos que salieron por esta época, contribuyeron a crear este ambiente. Los problemas de la ciudad se trasladan a las carreteras aptas para transitar en fila india a velocidades de 30 o 40 kilómetros por hora, a los centros vacacionales y a los pueblos pequeños con sus calzadas de diseño colonial.

La gente muchas veces pregunta qué hacen con las billonarias sumas de dinero que recaudan los concesionarios en los peajes. La poca información que se tiene sobre el tema es que esos recursos son para mantenimiento y ampliación de las vías. Alguien decía que en Colombia ya tenemos vías de 8 carriles. Le sostuve que jamás había visto tal maravilla. Pues en los peajes. Le dije… ahh no; hasta 9 carriles con el de las motos. Sobre este tema de concesiones, especialmente los de primera generación los medios, han publicado unos informes muy completos donde se demuestra la inequidad. La crónica de don Juan Gossaín es muy completa, se debe evaluar porque se amerita y justifica su renegociación, tal como lo está haciendo, contra viento y marea, a favor de la ciudadanía el alcalde Petro con Transmilenio.

Recorrimos la 7ª peatonalizada. Tenía ganas de observar cómo funciona. Es la materialización de una idea que muchos alcaldes habían propuesto. Experimenté lo benéfico que es caminar tranquilamente, así sea cojeando, sin el rugir de los motores, sin respirar el aire que contaminado. Afean el paseo y hasta lo convierten en un serio peligro ciclistas y patinadores extremos que no tienen cuidado ni consideración. Los amplios andenes permanecen vacíos, sólo son ocupados por bolsas de basuras, producto de la cultura, mala pero es cultura, de productores que la sacan antes de los horarios fijados, y no de las empresas recolectoras o las medidas del alcalde. De todas maneras falta buena pedagogía.

Para que en Bogotá quepan todos los vehículos que tiene y los que entrarán en el futuro se requiere modificar las normas urbanísticas y tomar como modelo la Avenida Eldorado tanto por su anchura como por la forma de construir, primero los carriles laterales, dejando el centro disponible para evitar que la industria de la construcción imposibilite futuras ampliaciones.