Publicado en el N.S.
(Septiembre 05 de 2012)
Por : Horacio Serpa
El presidente Santos explicó a los
colombianos el alcance de las conversaciones exploratorias adelantadas con las
FARC y el contenido del documento que contempla los primeros acuerdos. “Timochenko”
ha hablado.
Twitter: @HoracioSerpa
Gran apoyo ha recibido la iniciativa
de paz. Es natural que haya desconfianzas, reparos, observaciones y oposición.
Pero existe un respaldo mayoritario que se refleja en encuestas, declaraciones,
manifiestos y expresiones individuales. En muchos círculos hay euforia y
confianza. También hay una nueva agenda política y muchos deseos de ayudar. Todas
las solidaridades son necesarias. Pero las de los partidos son indispensables.
En ese sentido las declaraciones desde la política le están dando solidez al
propósito gubernamental de conseguir el fin del conflicto armado.
El Partido Liberal ha sido explícito.
Tenía que serlo. La paz forma parte de su ideario. Muchas veces, siendo un
contrasentido, la buscó por medio de las armas. Convencido de que la violencia
es lo peor para el pueblo, renunció a ella en los pactos que sellaron el fin de
la guerra de los Mil Días. Uribe el grande lo ratificó en 1904, cuando renunció
“a la guerra de las armas, pero no a la de las ideas”. Lo reiteró Herrera y se
confirmó con los pactos que pusieron fin a la violencia partidista del siglo
XX. Lo acogió el Partido cuando en la Constituyente respaldó el artículo 22 de
la Constitución según el cual “la paz es un deber y un derecho de obligatorio
cumplimiento”. Los liberales debemos luchar por la paz y jamás hacer la guerra.
Cambio Radical se manifestó a favor
del proceso del presidente Santos. La mayoría de La U también. Y el Partido
Verde. Ya lo hicieron desde el PIN. También el Polo en declaraciones de su
Presidenta. El Partido Comunista se lo manifestó personalmente al Primer
Mandatario.
Del Partido Conservador se han
conocido manifestaciones de solidaridad junto a voces muy precavidas.
Respetables dirigentes han sido cautelosos. Y el pesimismo ha identificado
algunas declaraciones azules. El Partido Conservador es parte importante de
nuestra historia y notable valor político del presente. Su presencia decidida y
firme en el proceso es indispensable. De tan sobresaliente colectividad no se
explicarían fisuras ni condicionamientos. Así, por lo menos, lo pensamos muchos
colombianos.
Podrá decírseme que me meto en
asuntos ajenos. Siendo la paz para todos, opinar sí podemos. En mi caso, con
autoridad democrática y política. Como miembro de la Dirección Liberal apoyé
sin reservas, con compromiso, con riesgos, el proceso de paz del gobierno del
doctor Betancur, incluso chocando con importantes opiniones de mi Partido. Y el
Partido Liberal bajo mi dirección se la jugó a fondo, sin condiciones, con el
proceso de paz del expresidente Andrés Pastrana, sometiéndonos a las
consecuencias. Eso lo saben los señores expresidentes conservadores.
Revisar la historia tal vez sirva
para estar a la altura de los comportamientos que demanda Colombia de sus
hijos. Especialmente de los partidos y de los políticos.
Twitter: @HoracioSerpa
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