DE PROVINCIA
Por: Carlos José Bolaños
El sistema educativo, en sus diferentes grados, público y
privado es determinante para la prosperidad y la consolidación de una nación. No podremos alcanzar a países que hace
50 años estaban menos desarrollados que nosotros hoy, por desafortunadas
decisiones políticas. Si seguimos negándole sistemáticamente recursos a la
educación pública y estimulando la privada que monopoliza los altos cargos del
Estado. Con gabinetes integrados con profesionales de los dos sectores tendremos
menos desigualdad.
La UN es la obra magna de los pocos y verdaderos estadistas que hemos tenido. El esfuerzo
que muchos colombianos habían emprendido desde Santander, los Radicales, el
fontibonense Manuel Ancizar, para crear una
universidad pública estatal, lo consolida López Pumarejo al asignarle el
terreno y los dineros necesarios para construir la Ciudad Blanca, obra que vemos cuando transitamos entre las calles 26 y 53 y
por la carrera 30. Desde la calle observamos los edificios, pero jamás se nos ocurre entrar y mirar a fondo,
recorrer su campus, detallar sus edificios y sobre todo enterarnos de lo que
allí se hace. Pudiera ser una manera de borrar la imagen negativa que nos transmiten,
inconscientemente los medios. Que se dan hechos desafortunados… si, realizados por
una inmensa minoría especializada en reclutar ingenuos y crear el caos con los fines
de anarquizar, desprestigiar y justificar la
privatización de la educación pública.
Se piensa que la universidad no es de nadie. Es de
alguien. Es de todos los colombianos, al igual que las 28 universidades públicas que existen
en Colombia. Si yo tuviera acceso a las directivas no solo de la UN sino de
todas, les propondría organizar caminatas por sus campus para crear y desarrollar en el pueblo el sentido
PIC- sentido de pertenencia identidad y compromiso- con lo que es nuestro. Las edificaciones
de nuestra UN, informa su rector, Dr. Mantilla están deterioradas, hay que
reforzarlas o reconstruirlas. Eso no sería preocupante si tuviéramos un modelo
económico diferente al imperante que condiciona a los gobernantes a priorizar lo
económico en detrimento de la calidad de toda forma de vida, destrucción de los recursos naturales, privatizaciones,
etc. Ante la inconsciencia política actual me
atrevo a proponer a los egresados de la UN, que hagan algo, incondicionalmente claro, como lo hizo
su condiscípulo, Don Luis Carlos
Sarmiento Angulo. Al resto de los colombianos, un día de sueldo al año. Mil pesos mensuales los
más pobres o sea doce mil al año. Así no solo salvamos algo valiosísimo sino
que aprenderemos a querer y a defender lo
nuestro. Debemos tener la misma solidaridad con las instituciones públicas de donde egresamos como la tienen los
privados. Ejemplo Uniandinos.
E-mail: carlosjosebol@hotmail.com
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