Se atraviesa una nueva e interesante etapa de expectativa de una salida negociada, grandes frustraciones es lo único en este tema que hemos tenido los colombianos, diálogos sin agendas, incremento de las guerras sin resultados definitivos al interminable conflicto interno, pareciera que ha llegado un nuevo momento de buscar la reconciliación y el deseado fin del derramamiento de sangre. Es indudable que de lo poco que sirvió la costosa seguridad democrática es haber obligado a retroceder a los bandoleros de las FARC y la caída de varios de sus importantes cabecillas (claro en el gobierno actual). Ese escenario sumado a los secuestrados que están liberando en estos momentos con la gestión de Piedad Córdoba (autorizada por el gobierno), la misma actitud de Santos y el indudable cambio que generó en las agendas en todos los aspectos, el impulso a la restitución de tierras y la lucha frontal contra el fenómeno paramilitar y el narcotráfico hace que exista la posibilidad de volver a explorar caminos que permitan encontrar la reconciliación y el respeto por el Derecho Internacional Humanitario.
Si se llegase a dar el camino, lo importante es no repetir los errores del pasado y concretar tiempos y libretos con compromisos realizables y medibles, nada de zonas de despeje, liberación inmediata y sin condiciones de todos los secuestrados, cese al fuego unilateral e inmediato y buscar el apoyo de la Iglesia y organismos multilaterales, teniendo como base los fracasos en el pasado sería posible buscar un futuro exitoso en este proceso. Una tarea ineludible en esta política es el tratamiento al fenómeno del narcotráfico que requiere es revisar su solución, en este campo es esperanzadora la reciente declaración de Santos en el sentido que el mundo debe entrar a revisar en conjunto el cambio de estrategia y evaluar incluso la legalización del suministro por parte de los estados, porque lo único concreto e indiscutible de la lamentable realidad que padecemos es que sino se encuentra solución definitiva a este problema siempre habrá combustible para mantener el fuego de la guerra con la guerrilla, los bacrim o paramilitares y los carteles y microcarteles del narcotráfico.
Es de anotar que el Partido Liberal Colombiano lideró en el Congreso la Ley de reparación a víctimas y restitución de tierras y ahora viene promoviendo otras dos iniciativas legislativas tendientes a cristalizar un escenario legal que sirva de marco a un posible escenario de paz como la primera tiene que ver con la de buscar brindarles calidad de vida a los ex combatientes del conflicto, no sólo a los que estuvieron en la guerra en representación de los grupos armados ilegales, sino también a los soldados y policías que han participado en el conflicto en nombre de la sociedad. El segundo proyecto propuesto para las regiones que han sufrido la guerra, que les garantice el desarrollo y una atención especial a los campesinos que se han visto afectados por el conflicto. Ojala llegara el momento de la paz definitiva para nuestra adolorida patria, debemos llenarnos de optimismo sobre ese posible escenario porque sumado a una agenda económica basada en justicia social sería el estartazo para iniciar el camino para lograr el desarrollo sostenible, armónico e incluyente para el conjunto de los compatriotas.
Twitter: @jairoamezquita
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