DE PROVINCIA
Por:
Carlos José Bolaños
En la conmemoración de los 66 años de su asesinato, que
aún permanece en la impunidad, creo oportuno reseñar un poco la obra que
realizo en sus 46 años de existencia.
Estudió en escuela pública, abogado de la Universidad Nacional,
hijo de maestra de escuela y de librero. Algunos dicen que nació en Bogotá,
otros que en Cucunubá. Político Diputado a la Asamblea de Cundinamarca 1924-25.
Congresista. Alcalde Bogotá en 1936. Magistrado de la corte Suprema de Justicia,
1939. Ministro de Educación 1940; de Trabajo 1944. Rector de la Universidad
libre 1924. Candidato a la presidencia, para el período 1946- 1950. Como
alcalde adelantó reformas sociales, promovió la municipalización de los
servicios públicos, los restaurantes o comedores escolares. De buena fe, por
higiene y dignificación de la profesión quiso uniformar a los lustrabotas y
taxistas prohibiendo el uso de la ruana, el sombrero y las alpargatas, motivo
que aprovecharon sus adversarios para organizarle paros, bloquear la ciudad y
tumbarlo. Organizó la Feria Popular del Libro, que dio origen a la actual feria.
Cuando lo destituyeron dijo que “Hoy por hoy, lo puede
comprobar todo el mundo: en Colombia todos los órganos del Estado legislativo,
ejecutivo, judicial actúan únicamente con las necesidades, el querer y los
designios de la minoría privilegiada”. Como Ministro de Educación emprendió una
campaña de alfabetización obligatoria. Implantó el zapato gratuito, los
restaurantes escolares, el cine educativo ambulante, la extensión cultural
masiva e inició el salón Nacional de Artistas y la educación primaria
obligatoria.
Dos meses antes su
asesinato, pronunció tal vez el más importante de sus discursos, el más sobrio
y de mayor contenido social: la Oración por la Paz, en la que pide “paz y
piedad para la patria”.
Gaitán sigue vigente, aunque lo hayan desaparecido
físicamente, ahí están sus ideas, denunciando la injusticia, fustigando la
desigualdad, invocando la paz. Tan grande que aún hoy existen sus detractores. Declaran
que hubiera sido un mal gobernante. Seguramente sí, porque habría gobernado
para el pueblo, continuado las reformas empezadas por López Pumarejo y evitado
los 520 mil muertos que hemos tenido en las últimas dos guerras, de las 14 que
dicen ha habido, en las que el único gran perdedor siempre es el pueblo.
E-mail: carlosjosebol@hotmail.com
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