DE PROVINCIA
Por:
Carlos José Bolaños
Aló, le habla Francisco. Disculpe señor pero
si es para ofrecerme créditos, o boletas
para la rifa de un carro, o la de un
crucero por el Caribe o para que compra ahora y empiece a pagar dentro de 3
meses, o de un centro de consultoría etc.,
etc., pierde su tiempo porque ya no soy sujeto
de crédito ni tengo capacidad de endeudamiento; tampoco acostumbro a gastar lo que no me he ganado;
soy pensionado y ya casi me alcanza el salario mínimo. Disculpe no quiero hacerlo perder el tiempo. Gracias.
No, mira habla con Francisco el que denunció
hace poco la dictadura económica, el que pide combatir el despilfarro, etc.
Justifico la defensa que hace ante el bombardeo de llamadas que Uds. los
colombianos reciben diariamente.
No me diga señor que ud.es Francisco el papa. Si hombre.
Uy, qué pena, discúlpeme, aprecio mucho lo
que está haciendo, ruego y oro porque lo dejen hacer todas las transformaciones
que tiene en mente… Aló, aló, aló. Se cortó la llamada. Estos benditos operadores
ni al presidente le hacen caso de arreglar las fallas.
Estar atentos, no vaya ser que esto realmente
ocurra. El, Francisco, está llamado, acercándose
a la gente dando muestras de humildad y pidiendo a los jerarcas que hagan lo
mismo, que llevan a la práctica las enseñanzas que tanto predican.
Alguien me preguntaba que si en realidad yo
sería capaz de sostener un diálogo con tan alto personaje. Y sin vacilar
contesté que SI. Y agregué que lo único que me acobarda, me vuelve impotente, es la injusticia.
De verdad este papa me vuelve a los tiempos
claros, de Juan XXIII, el papa bono, el papa de la bondad, que modernizó
la iglesia, y al papa Juan Pablo I, el papa de la sonrisa que se
proponía continuar con las reformas urgentes trazadas por el Concilio Vaticano II. Ojalá al papa
Francisco le dejen realizar la tarea transformadora que se necesita con urgencia.
E-mail: carlosjosebol@hotmail.com
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