Siempre me ha llamado la atención que por los errores y
las fallas de administraciones anteriores
le hagan debates a quienes en el momento de estallar los
problemas ejercen el cargo, tal como está pasando con el presidente Santos a
raíz del fallo de la C I J de la Haya. Al parecer las empresas encuestadoras debieran ser reglamentadas.
Actualmente la forma de presentar las
preguntas puede inclinar la opinión en el sentido que el contratante quiere
oír, especialmente cuando se trata de política electoral. En este caso del
fallo de la CIJ se debe tener mucho
cuidado porque las preguntas y las respuestas pueden obedecer a un estado emocional
muy fuerte y las opiniones no van a ser justas. El Presidente está afrontando los errores, omisiones y
fallas de administraciones pasadas.
Al Alcalde de turno de Bogotá lo culpan, por el caos en
la movilidad, por los huecos, por las losas, por no haber contratado la Fase Tres de TM hasta Eldorado, por querer
cambiar el sistema de recolección de basuras ante la inequidad en los contratos
que les producen a los empresarios
ganancias fabulosas, etc., mientras que para
quienes en su momento tuvieron la responsabilidad de hacerlo, ninguna mención
se hace de ellos. Me parece bien que el Congreso pida explicación a quienes manejaron
la demanda de Nicaragua.
Creo necesario transcribir, una vez más, la frase realista de nuestro Nobel, consignada en La Proclama, publicada en el DOCUMENTO L OS SABIOS, libro
que solo aparece en poquísimas o en
ninguna de las bibliotecas y,
seguramente por montones en las bodegas de las editoriales que tuvieron la
osadía de publicar tan importante trabajo. (Magisterio y Case)
“Somos conscientes de nuestros males, pero nos hemos
desgastado luchando contra los síntomas mientras las causas se eternizan. NOS
HAN ESCRITO Y OFICIALIZADO UNA VERSION COMPLACIENTE DE LA HISTORIA, HECHA MAS PARA ESCONDER QUE PARA CLARIFICAR, EN LA
CUAL SE PERPETUAN VICIOS ORIGINALES, SE GANAN BATALLLAS QUE NUNCA SE DIERON Y
SE S A C R A L I Z A N GLORIAS QUE NUNCA MERECIMOS. Pues nos complacemos en el ensueño de que la
historia no se parezca a la Colombia en que vivimos, sino que Colombia termine por parecerse a su historia
escrita”.
Cada día comprendo mejor porque a Gabo le dieron el Nobel.
Tal vez entre tantos colombianos ninguno como él ha tenido el valor de hacer
una autocrítica tan auténtica y dejarnos
un material de trabajo tan valioso para que pongamos los pies en la tierra,
vivamos de nuestra realidad y no de hermosas y costosas campañas publicitarias.
E-mail: carlosjosebol@hotmail.com
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