El fallo de la CIJ de la Haya, cuyas decisiones son
inapelables, (Dios nos libre de los tribunales sin segunda
instancia) duele terriblemente. El Presidente en forma serena pero enfática no
lo acepta por lo injusto y convoca a todos los poderes para defender a Colombia
de los “errores graves, no estar de acuerdo porque no se tuvieron en cuenta
tratados vigentes, porque presenta excesos, inconsistencias, etc.”
No perdimos los cayos, pero perdimos el mar donde está la
riqueza marina, donde está la alimentación, el sustento, el trabajo de los
isleños. O será que la ilustre Corte en su sabiduría dijo que el agua es de Nicaragua pero su
contenido, peces, flora, hidrocarburos son
de Colombia?
La cultura nuestra es acatar los fallos, a que nos oigan
cuando consideramos que los fallos son injustos y buscamos, suplicamos que
revisen los procesos y cuando no lo hacen, duele mucho como el presidente
Santos lo dijo con toda propiedad. Siempre
debe existir alguien superior que dé la oportunidad de corregir las
equivocaciones. Como seres humanos los jueces, las autoridades pueden cometerlos.
Difícil entender como declaran la soberanía sobre los cayos a un país, y la
soberanía del mar a otro. Es tanto como establecer una servidumbre en un
inmueble. Y eso no deja de ser un problema potencial. O será que la Corte en su
letra menuda estableció que tendremos que tener visa para llegar a ese pedazo
de patria? Este fallo abre la posibilidad a que surjan,
litigios conflictos en todo el mundo, pero Colombia no puede oír voces que
inciten a la guerra. Entrarían naciones que apoyarían a Nicaragua. Al parecer
algunos gobiernos y los negociadores subestimaron al demandante. Alguien, con mucho
conocimiento me comentó que Nicaragua le ha ganado pleitos a muchos países
poderosos. Nuestro deber como colombianos es rodear a todos los poderes sin
distingos de grupos ni partidos. Nuestro único partido en todo momento debe ser Colombia. De los hechos negativos, de los
momentos dolorosos debemos buscar los mejores resultados. En ocasiones como
esta debemos estar profundamente unidos, serenos. Estamos de duelo pero con la
decisión de reclamar, con la esperanza de ser oídos.
Revive el dolor nacional por la pérdida de Panamá, 3-11-1903
en el gobierno del poeta José Manuel
Marroquín. Los Monjes ,1952 en el
gobierno de Roberto Urdaneta Arbeláez. Y ahora 19-11-2012, este doloroso fallo.
Pero levanta el ánimo recordar que en el
gobierno de Enrique Olaya Herrera no se perdiera el Trapecio Amazónico.
E-mail: carlosjosebol@hotmail.com
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