DE PROVINCIA
Por: Carlos José Bolaños
Francamente no provoca encender la TV, la radio. Solo sensacionalistas, cuatro emisiones diarias repitiendo las mismas noticias, el mismo formato: violencia, deportes, farándula, moda, frivolidad, publicidad y “telebovelas”. (Sólo tienen el mérito de dar a trabajo a varia gente). Los programas con algún contenido, después de la 11 PM para que nos informemos, para que no vayamos a pensar. Los medios impresos: primera página los mismos hechos atroces contra la vida y dineros públicos.
Lo más grave: la indiferencia, la resignación, ya nada nos conmueve. Lo tomamos como algo normal. Grave. Los violentos lo toman como publicidad gratuita y actúan, en su demencia, seguramente en respuesta a las declaraciones de funcionarios que dicen que el Estado tiene toda la capacidad para reprimirlos, sin saber que quienes ejecutan esos actos son víctimas de quienes los adiestran. Alguna vez fui retenido por la guerrilla y, la retórica que utilizan puede ser muy convincente para quienes no han recibido una educación para el bien, los violentos lo forman para el mal. Pero algunos, que han tenido todas las oportunidades, formados colegios y universidades privadas, caras, muchas veces becados por entidades oficiales, por qué defraudan al Estado?.
Soy campesino, víctima de la violencia desatada después del magnicidio de Gaitán, horrorizado por el bombardeo y destrucción de Yacopí. Transité por veredas, conocí la pobreza extrema. Hogares con 5,6,7 hijos o más, viviendo en ranchos de vara en tierra, escuetos, niños vestidos a lo sumo con una camisetica rota, nalgas y pies desnudos, viendo a su padre jornalero alimentado el gallo fino con carne, huevo y frutas mientras ellos carentes de afecto y cariño, llorando de hambre recibían regaños, amenazas y como alimento, a lo sumo plátano asado duro y frío, “aguapanela” a medio dulce o lo peor, guarapo. A dónde pueden ir estos seres humanos criados sin afecto, sin oportunidades. A la guerrilla, a prestar el servicio militar obligatorio para matarse entre hermanos, a la delincuencia? Esta Colombia tan desigual, tan insolidaria, “capturada por una minoría”, tan perfecta en los libros, donde se suprimió la enseñanza de la historia para esconder errores y fallas del pasado, como si eso resolviera los problemas. Qué tal que como pacientes no le dijéramos al médico, por vergüenza, nuestros males. Hoy, a pesar de nuestra Constitución la situación sigue agravándose; los niños más afortunados se crían en las guarderías sin el calor y afecto materno, los menos en los chircales, suburbios y veredas: componen los 20 millones de pobres, de los cuales 8 en la indigencia e indudablemente serán presa fácil del engaño. Sin embargo la clase dirigente solo mira y se ufana de que la economía va muy bien. La alternativa, la cultura del avestruz adoptada por los humanos: meter la cabeza entre la tierra para no ver la realidad.
E-mail: carlosjosebol@hotmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario