DE PROVINCIA
Por: Carlos José Bolaños
En su discurso de posesión el alcalde Petro entre las cosas dijo, que las obras se harán de acuerdo a lo que la comunidad decida, y eso puede ser una buena medida puesto que nadie mejor que los ciudadanos residentes pueden tener mejor conocimiento de los problemas que los afectan y retrasan el desarrollo armónico del lugar que habitan. No se percibe hasta el momento ni en los medios y menos en la comunidad que le hayan dedicado tiempo a analizar lo trascendente en que puede convertirse el planteamiento del alcalde. Lo que no es raro para un medio en el que la planeación es hecha por profesionales graduados con honores en universidades extranjeras. Por ello, sus proyectos son como para naciones ricas y caen en pequeños olvidos, que son para desarrollarlos en países pobres y desorganizados. La idea de participación comunitaria se hizo realidad en 1958 mediante la ley que creó el Movimiento Comunal, a través del cual está escrito que los planes de desarrollo veredal, municipal, departamental y nacional, se hicieran con base en los proyectos que presentaran las juntas comunales, hoy algunas de ellas, desviadas de su norte, capturadas por la maraña oscura de la politiquería electorera. Es una importante figura que debemos recuperar.
El alcalde de Bogotá, rescata las bondades de la idea e invita a que toda la comunidad decida sobre sus obras prioritarias. Creo que una de ellas es la construcción de Metro con todas las razones que se quieran. Mientras nosotros en Colombia convertimos los Ferrocarriles en monumento a la corrupción y el Metro en política electorera, otras naciones lograron por este medio y la educación convertirse en potencias mundiales. El Eurotren entre Londres y Francia por el Canal de la Mancha es algo increíble. Y no hablemos del Chino. Sin ir muy lejos, Medellín tiene Metro, Cable, empresas públicas integradas. Bogotá sigue en la dialéctica y en la propuesta de hacer estudios y estudios de los estudios.
SI las comunidades piden que el Metro se haga por el sistema de concesión podemos tener la certeza que el alcalde Petro las va a oír. Ya está dando muestras que es capaz de repensar las cosas. Escuchó a Peñalosa en el proyecto de la ALO, proyectada desde 1961 y a la señora Parody. Nosotros tenemos el falso concepto de que rectificar es signo de debilidad y no es así. La antigua educación enseñaba todo lo contrario: rectificar es signo de inteligencia. Anclarse en las concepciones erróneas es montarse en el potro de la terquedad y del orgullo y cuando ese animal corcovea se sufren unas caídas tremendas, de consecuencias incalculables. Queda pues en manos de la comunidad como se va a hacer la obra más costosa, de la ciudad. Por concesión, mediante contrato de concesión pero con EQUIDAD, las presentes y futuras generaciones se ahorrarán billones y billones de pesos, necesarios para los programas sociales, hasta para salvar el San Juan de Dios, el mejor hospital que haya tenido Colombia, y una sede de Universidad Distrital en cada localidad.
Coletilla: La comunidad debe participar y decidir su propio bienestar. O seguir dejando que profesionales graduados en el exterior, sigan planeando y ejecutando obras con precios y objetivos para países ricos.
E-mail: carlosjosebol@hotmail.com
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