25 de noviembre de 2009

A RESCATAR LA SEGURIDAD CIUDADANA

Señores llegó la hora de compromisos programáticos serios para buscar la tranquilidad y seguridad ciudadanas, porque la cacareada supuesta seguridad democrática sólo se ve en la protección de las fincas de los amigos (ó cómplices) del régimen y en el aumento de los reinsertados y desplazados de la violencia incrementando las franjas de pobreza en las grandes ciudades. 

El candidato Liberal Rafael Pardo, presentó esta semana su propuesta de seguridad para las ciudades del país, se destinara el 30% del impuesto al patrimonio para financiar un plan integral para que los colombianos puedan llegar a su casa con total tranquilidad, cuenten con parques seguros para los niños y ciudades amables y respetuosas para todos. “En las capitales del país todas las modalidades de delito, con excepción del asalto bancario, registraron aumentos entre el 6% y el 92%. Las lesiones personales pasaron de 4.361 a 8.362 y el homicidio aumentó en más del 14%. La situación es realmente preocupante”, señaló Pardo. 



Pardo invitó a los colombianos a dar EL SIGUIENTE PASO en seguridad para tener calles tranquilas y barrios seguros, con un nuevo modelo de prevención que incluye la extensión de la jornada educativa para el manejo del tiempo libre de los jóvenes a través de actividades deportiva y culturales, así como también la recuperación de parques y espacios públicos, en alianza con la empresa privada. Propuestas: 

-Destinar un billón de pesos anuales por los próximos diez años para seguridad ciudadana: Estos recursos saldrán del 30% del Impuesto al Patrimonio y se invertirán conjuntamente con las principales capitales del país mediante convenios ágiles y eficaces que garanticen a los alcaldes los recursos que se requieren para atacar frontalmente los índices de criminalidad. Convenios entre la Nación y las ciudades para programas de seguridad ciudadana. 

- Mapas digitales de criminalidad en todos los comandos de policía para localizar puntos críticos en cada zona, patrones de acción de los delincuentes y así poder diseñar la mejor estrategia en cada barrio. Mejoramiento de la inteligencia en las ciudades, recompensas comunitarias y adquisición de tecnología de punta en materia de seguridad. 

-Programas de prevención de violencia intrafamiliar y violencia de género. Un gran porcentaje de los jóvenes que hacen parte de pandillas de barrio o que terminan en la guerrilla o los paramilitares, han llegado allí huyendo de la violencia intrafamiliar que viven en sus casas. Se propone un programa de alto nivel para la prevención de la violencia doméstica con la ayuda de los medios de comunicación y la empresa privada.
-Nueva política contra las pandillas. Jóvenes que han cometido delitos menores y que están organizándose en pandillas serán sujetos de atención por parte de la sociedad. Las casas de detención que quedan en la comunidad harán un esfuerzo por reintegrar al delincuente menor a la sociedad, no solamente con educación técnica sino también con apoyo sicológico.
- Planes nacionales para cada delito de mayor impacto al ciudadano Contra el hurto a residencias se incrementará el número de policías en la calle para perseguir a las bandas de apartamenteros con más inteligencia.
- Nuevo modelo para la gestión policial. Con un nuevo modelo de convenio entre las ciudades y la nación, se incrementará el pié de fuerza bajo la figura de la cofinanciación. Bogotá deberá llegar a tener 20.000 policías en una primera etapa del proceso de aumento. Se dotará a los comandos de policía de mapas digitales de criminalidad y cámaras de video en sitios públicos monitoreadas en tiempo real por las autoridades. Los recursos policiales se enfocarán en los puntos críticos de cada ciudad.

13 de noviembre de 2009

Responsabilidad Histórica

No acostumbro referirme a comentarios de algunas personas, a las que le agradezco tomarse el trabajo de auscultar nuestra opinión, y menos a los del director del Pregonero, pero considero necesario hacer unas precisiones sobre sus líneas que en mi sentir a pesar de las buenas intenciones que puedan tener, confunden a la comunidad y soslayan la raíz de los problemas en lo relacionado a la responsabilidad en la corrupción pública elevada a la enésima potencia sin registros históricos, que hemos padecido en el infausto régimen imperante. Si a esto le sumamos el desgobierno, el supuesto “corazón grande” que sólo ha generado mayor inequidad en la distribución de la riqueza (a niveles jamás vistos) y las torpes estrategias de lucha contra el narcotráfico principal fuente de todas las manifestaciones del terrorismo, solo podemos concluir que estamos en la peor fase de la historia que ha atravesado nuestra atribulada patria. 

Si es cierto, no se podría negar, que en gobiernos liberales de hace ya bastantes años se presentaron casos sonados de corrupción, ni que hablar de los gobiernos conservadores. Pero también es cierto que en esos gobiernos liberales nunca, como en la desgraciada coyuntura, se retrocedió tanto en los logros sociales y en la defensa de la inclusión a todos los sectores. Al contrario, las reformas en su momento revolucionarias, en educación, salud, bienestar social y familiar, algo en lo agrario, en derechos laborales siempre se hicieron en gobiernos liberales. Y si había corrupción, pero no en los niveles generalizados, delincuenciales, descarados y cínicos del actual régimen. Además, uno no se puede llamar a mentiras los gobiernos son reflejo de los que somos los ciudadanos, o quién no se ha saltado una cola, pagado una mordida ó “coima”, violado una norma de tránsito o cuantas “otras pequeñas infracciones”, que no por pequeñas dejan de ser un atropello contra el derecho de los demás. Pero eso sí, en la actualidad ese paralelo no es válido, porque los colombianos podemos cometer esas “pequeñas cosas”, pero estoy seguro guardamos en la conciencia que hicimos mal durante un tiempo y sabemos que hicimos mal, y cuando nos descubren no somos cínicos echándole la culpa a los demás, “porque todos lo hacen, yo también” (el retrovisor) que argumento tan estúpido que hoy utiliza la espúrea clase politiquera gobernante. 

Ni siquiera el cacareado proceso 8000, ni el robo de las empresas del estado que condujeron a su privatización, ni toda la corrupción del pasado pueden compararse en lo fiscal y en lo penal, a la situación que hoy vivimos con los ya incontables casos, que por innumerables ya se pierden en la memoria, sucedidos en casi todos los ministerios y estamentos públicos que se han mencionado, se mencionan e infortunadamente se seguirán mencionando. Otro elemento fundamental para aclarar, mejor para recordar, porque qué... pequeña tenemos la memoria, (si no fuera así y recordáramos el historial público del sátrapa, o por lo menos investigáramos, no hubiera llegado a la hoy Casa de Nari), es que el Partido Liberal Colombiano lleva fuera de la presidencia doce años y sin ningún tipo de acuerdo político con el régimen haciendo un férrea pero desagradecida oposición. Tampoco se nos puede olvidar, que fuimos el primer partido en Colombia, que eligió sus candidatos por la vía democrática, ni que a partir de marzo de 2002 con el voto de mandato de casi tres millones de compatriotas el partido tuvo que modernizarse, reformar sus estatutos, darse por fin un Código de Ética e instituir su plataforma ideológica que hasta ese momento no existía como tal, esa plataforma y esa votación posicionaron al partido como una colectividad social demócrata, afiliada a la Internacional Socialista y que en su primer ordenamiento de la plataforma nos consagró como una colectividad de matices de izquierda democrática. Esto hizo huir a una serie de caciques politiqueros que se decían liberales pero al tener ataduras de comportamiento e ideológicas huyeron como las ratas que abandonan el barco cuando pareciera naufragar. Y claro esos politiqueros, que tienen la desfachatez de continuar tratando de confundir al pueblo auto declarándose de origen liberal, pero que en realidad no son sino representantes de una rancia y retrógrada derecha que no busca sino satisfacer los intereses de los poderosos, situación que de por sí no es mala, porque finalmente, si están en el poder es resultado de la democracia, lo que no se puede aceptar es hacer lo que ha hecho es régimen imperante. 

Si…. esos que se decían liberales en alguna época, nunca lo pueden ni lo podrán ser a la luz de la realidad, no son más que apéndices del los otros partiditos que han estado rodeando al régimen disfrutando de la contratación, las notarías, los puestos, las embajadas, en fin. Lo que de por si, repito, no es malo, lo pésimo es cohonestar toda la porquería que sigue sucediendo y patrocinando el empobrecimiento general y la pérdida de toda esperanza en un futuro digno de la mayoría de la población. De tal suerte, que Si Hay Diferencias y el llamado es que tratemos de mirar un poco más allá de la punta de la nariz, no confundir, reflexionar, y pensar en un futuro, ojala muy próximo, en el que recuperemos la moral y la ética en el manejo de lo público para el bien de todos los colombianos.